La industria europea vuelve a mirar hacia la captura y el almacenamiento del dióxido de carbono (CO2) como tecnología para evitar la emisión de gases de efecto invernadero y poder cumplir con los objetivos de lucha contra el cambio climático. Organizaciones patronales que agrupan a nivel europeo a industrias intensivas en consumo energético, a compañías siderúrgicas, a los productores de petróleo y gas, y a las refinerías han solicitado a la Comisión Europea que la captura de CO2,, tecnología investigada en Asturias, reciba el mismo apoyo regulatorio que las renovables y que se incentive su despliegue a gran escala.

"Lo prioritario son las renovables y la eficiencia energética, pero hay industrias como las del cemento o las del acero que no se pueden descarbonizar al cien por ciento porque tienen emisiones de proceso y parece justificable que busquen algún tipo de incentivo regulador para la captura del CO2", señaló Juan Carlos Abanades, que está al frente del Grupo de Captura de CO2 del Instituto Nacional del Carbón (Incar), centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con sede en Oviedo. El Incar fue pionero a nivel mundial en procesos de separación de CO2 utilizando óxido de calcio y su tecnología se aplicó fuera del laboratorio en la planta piloto de la central térmica de Hunosa en Mieres. "Ahora nadie piensa en aplicar la captura de CO2 en la generación eléctrica porque la apuesta clara es el desarrollo de las renovables, pero para algunos sectores industriales sí puede ser una solución viable si cuentan con incentivos", señaló Abanades.

Esa ayuda es la que piden, entre otras organizaciones, la patronal europea del acero Eurofer, la asociación de industrias electrointensivas Aifiec Europe, la patronal de las refinerías Fuels Europe o la asociación internacional de productores de petróleo y gas IOGP, que han enviado una carta a los dirigentes de la Comisión Europea en la que piden que, de cara a cumplir con el objetivo de cero emisiones en 2050, se consideren "todas las opciones de reducción, incluidas la captura y almancenamiento de carbono (CCS) y la captura y uso de carbono (CCU)". Según las organizaciones empresariales, esas tecnologías, en combinación con las renovables, son "esenciales" para lograr el objetivo de cero emisiones netas y al mismo tiempo "preservar empleos en industrias existentes y crear nuevas oportunidades de trabajo".

Las patronales destacan que el desarrollo del CCS precisará de infraestructuras compartidas para el transporte y almacenamiento de CO2 y que, al ser una "industria naciente", se requerirá "apoyo de políticas e incentivos para facilitar el despliegue a gran escala". Por ello piden que la captura y almacenamiento "reciba el mismo apoyo regulatorio que otras tecnologías bajas en carbono", que se fomente el despliegue de infraestructuras compartidas y que se fomente la innovación para convertir a Europa en líder de la tecnología a gran escala.