El primer trimestre del año dejó el siguiente balance laboral en Asturias, según la Encuesta de Población Activa (EPA): la región perdió 4.400 puestos de trabajo y sumó 5.800 parados más, resultantes de la referida destrucción de empleo y de un supuesto aumento de las personas que se incorporaron al mercado. Tales resultados recogen solo muy parcialmente los impactos de la crisis del coronavirus y están claramente superados por los acontecimientos que retratan otras estadísticas oficiales: más de diez mil nuevos desempleados desde mediados de marzo, cuando comenzó el confinamiento, y por encima de 40.000 asturianos con sus contratos suspendidos o con jornadas y salarios reducidos por la aplicación masiva de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).
Aunque en los datos hay rastro de la crisis, la metodología de la EPA hace que la información publicada ayer no refleje con rigor las consecuencias del COVID-19. La encuesta se hace considerando un período completo de tres meses y los resultados son promedios de todo ese tiempo, de forma que el derrumbe del empleo provocado a partir del 15 de marzo por las medidas de confinamiento queda diluido. Con esas salvedades, los principales números que aporta la EPA sobre Asturias se sintetizan en los siguientes puntos.
Ocupados. El número de personas con trabajo descendió en un trimestre el 1,12% (4.400 ocupados menos), frente a una media nacional del -1,43% (285.600 ocupados menos, el peor dato desde 2013).
Parados. Asturias tuvo como promedio en el trimestre 65.100 parados, el 9,76% más que en el anterior. Es la tercera mayor subida relativa del país y casi triplica la media (3,79%), aunque resulta inferior a la que la propia EPA reflejaba hace justo un año (un 18% más de paro).
La patronal FADE y los sindicatos UGT y CC OO enfatizaron la necesidad de medidas para reactivar la economía. La FADE insistió además en que se debe extender la duración de los ERTE más allá del estado de alarma y flexibilizar su uso para contener la destrucción de empleo y empresas.
