La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las personas, centro de un nuevo modelo productivo

La necesidad de un pacto que genere confianza en la recuperación

Las personas, centro de un nuevo modelo productivo

Este Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, tiene que servir, en primer lugar, para recordar a las miles de personas fallecidas por el coronavirus y para reconocer el trabajo y la profesionalidad de aquellas que han estado en primera línea -sanitarios, empleados públicos, trabajadores y trabajadoras de supermercados, de actividades esenciales, etc.- arriesgando su salud e incluso sus vidas.

Este año no podemos expresar nuestras reivindicaciones en las calles y hemos de quedarnos en casa para combatir la pandemia del COVID-19. Pero el confinamiento no es obstáculo para que nos manifestemos; la movilización este año se ha trasladado a las redes. En ellas estamos planteando nuestras posiciones y propuestas y recabando persona a persona la participación de todos y todas para dejar patente que la lucha por un mundo más justo, más libre y menos desigual continúa.

Una de las cuestiones fundamentales es que las políticas para hacer frente a la situación socioeconómica generada por la pandemia deben girar sobre la ayuda a las personas que han resultado afectadas económicamente. Y urgentemente, lo antes posible. Las ayudas solo serán efectivas si llegan a tiempo y para ello es fundamental que las Administraciones y el sistema bancario agilicen y flexibilicen trámites y plazos. No cabe que un trabajador en ERTE tenga que esperar hasta junio para empezar a cobrar las prestaciones que ha generado en marzo.

El objetivo también tendrá que ser el refuerzo de los servicios públicos, porque lo que ha quedado claro en esta crisis sanitaria es que las políticas de austeridad no valen para solucionar crisis. Al contrario, son fuente de precariedad laboral, desigualdad y aumento de la pobreza.

Además, es fundamental la continuidad de nuestra actividad productiva o, lo que es lo mismo, la de nuestras empresas y autónomos. Eso requiere mantener y potenciar las ayudas en forma de préstamos sin intereses, moratorias en pago de cotizaciones e impuestos y ayudas directas, así como planes específicos para sectores muy afectados. También será necesario que continúen las prestaciones a trabajadoras y trabajadores para que las empresas no cierren durante el periodo de reconstrucción lo que llevaría a la destrucción de empleo. Así, creemos necesario establecer un nuevo ERTE por COVID-19 que dé cobertura y continuidad a los actuales de fuerza mayor así como a los organizativos y productivos, manteniendo las ventajas sociales que en ellos están recogidas.

Apostamos también por una renta vital básica para el más de un millón de personas que no tiene ningún tipo de prestación. También exigimos una prestación económica para aquellas personas que tengan que pedir reducción de jornada para cuidado de mayores y menores, y complementar las prestaciones por desempleo de todos aquellos trabajadores en situación de ERTE que cobran unas cuantías de desempleo insuficientes por pertenecer a sectores muy precarios.

Y, por supuesto, en este contexto, serán imprescindibles medidas y recursos para mantener e impulsar nuestra industria, empezando por el requisito indispensable: un precio de la energía competitivo.

Las políticas de reconstrucción marcarán las nuevas líneas económicas y sociales de los próximos años en Asturias. Por eso, a propuesta de UGT, ya hemos tenido la primera reunión de la nueva mesa de la concertación social para readaptar la concertación a la nueva realidad económica y social.

En este contexto, será indispensable, más allá del estado de alarma, crear un clima de confianza para incentivar el consumo. Para que cuando podamos volver a salir a nuestras calles, las personas no se queden encerradas en casa con miedo. Porque si no salimos, y compramos, gastamos y consumimos, las empresas no venderán; y si no venden entran en crisis, lo que supone cierre, desempleo y menos ingresos vía impuestos y cotizaciones. El Estado recaudará menos y no podrá destinar recursos a la inversión económica y social, entrando en un bucle de crecimiento negativo del que luego será muy difícil salir, como vimos en la anterior crisis.

Es además el momento de que la Unión Europea se convierta en una institución que ofrezca respuestas. De lo contrario, la ciudadanía se planteará para qué sirve. La Unión debe afrontar la situación con un plan de recuperación claro, ambicioso y coordinado, basado en los criterios de justicia e inclusión, con los recursos que sean necesarios.

Asimismo, es momento de un gran pacto político para dar a luz un nuevo modelo productivo basado en más y mejores servicios públicos, la intervención pública de los sectores estratégicos como energía, industria, suministros y servicios financieros, que garantice una respuesta eficaz ante situaciones críticas como la actual y una mayor eficiencia de los mismos, así como una menor dependencia de un mercado que prioriza la obtención del máximo beneficio. Debe ser un modelo basado en mucha más inversión privada y pública en ciencia, tecnología e innovación; y justo y medioambientalmente sostenible.

Para este gran pacto podrán contar con UGT siempre y cuando se sitúen las necesidades de las personas en el centro de todas las decisiones que se vayan a tomar. Las personas son siempre lo primero.

¡Viva el Primero de Mayo!

Compartir el artículo

stats