Nuria Fernández tiene un dogma: "De las grandes crisis siempre surgen oportunidades". También tiene una zapatería en el centro de Oviedo que tuvo que cerrar cuando saltó el estado de alarma, allá por el 14 de marzo, y que ansía poder abrir cuanto antes. Sabe que la reapertura muy probablemente llegue el día 12, cuando la mayoría de los comercios pueden levantar el cierre, en lo que será la segunda fase de esta desescalada y será diferente. "Tocará reinventarse", asegura sin perder la sonrisa.
Reconoce que la situación es complicada. La tienda ha pasado -o está pasando- dos meses sin obtener ningún ingreso. Toda una travesía por el desierto. "Habrá que tomárselo como una etapa más en la vida. Deberemos reinventarnos", señala. Eso y volver a abrir, apunta, con unas medidas de seguridad bastante fuertes y que den seguridad a los clientes. "Será necesario un sistema de mascarillas, guantes, de protección en general", advierte.
Aun así, asegura que la ilusión de volver a ver su tienda abierta no se la va a quitar nadie. Es de la opinión -que además comparten muchos expertos- de que el pequeño comercio, el de proximidad, puede verse beneficiado de esta situación y que, así de primeras, cuando las tiendas vayan reabriendo sus puertas puede darse un aumento de las ventas. Sería un pequeño respiro que les permitirá comerle algo de camino a las pérdidas que han venido sufriendo estos últimos dos meses.
"Creo que la gente no va a tener miedo de ir a comprar al pequeño comercio. Al menos, lo harán por delante de una gran superficie", asegura. ¿Por qué? La respuesta está en la seguridad que pueden ofrecer estos pequeños negocios, por encima de los grandes. Es decir, se presupone que en estos locales los aforos podrán estar mejor controlados, con lo que se evitarán aglomeraciones, que son las que propician que el coronavirus se propague a velocidades de vértigo, como se ha ido viendo durante estas últimas semanas. "Yo creo que es algo que vamos a tener a favor respecto a los grandes", asegura. Otro punto a favor es el de la solidaridad, han destacado diversos expertos. El pequeño comercio es uno de los sectores que peor lo están pasando con el cierre de negocios, lo que puede propiciar una oleada de solidaridad entre los compradores que vayan a hacer sus compras a este tipo de negocios con el objetivo de reactivar esa economía. "La gente se va a sentir más segura en un comercio local pequeñín, porque en las grandes superficies van a tener seguro más respeto", señala.
Fernández piensa también en reinventarse y en digitalizar sus ventas y tomarse algo más en serio la venta online que tan bien les ha funcionado durante estas últimas semanas a muchos. Eso sí, sin descuidar la venta en la propia tienda. Ni mucho menos. "Potenciaremos la venta en el comercio, el trato al público", señala la autoempleada. "Estamos ansiosos por reabrir".
