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La UCI De Los Autónomos

Quintana: "Hay que eliminar la desigualdad que supone emprender en el mundo rural"

"O abrimos todos o no merece la pena para los sitios pequeños; sin turistas, no hay clientes", dice el navalleiro de Pardiñas (Taramundi)

La UCI de los autónomo: Juan Carlos Quintana, navalleiro de Taramundi

La UCI de los autónomo: Juan Carlos Quintana, navalleiro de Taramundi

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La UCI de los autónomo: Juan Carlos Quintana, navalleiro de Taramundi Taramundi, T. CASCUDO

El navalleiro taramundés Juan Carlos Quintana, que regenta un taller de navajas y el Museo de la Cuchillería de Taramundi, lleva veinticinco años como autónomo y nunca antes se había enfrentado a una situación tan incierta como la actual. Aun así, se muestra optimista y confía en que esta crisis sirva para cambiar las cosas y para que se facilite el asentamiento de empresas en el medio rural.

Sostiene que, a la vista de los datos sanitarios, las zonas rurales han resistido mejor la epidemia, lo que, añade, implicará cambios en el modelo de vida. En este sentido, considera que debe llevar parejo medidas que acaben con la "desigualdad de condiciones" a las que se enfrentan los emprendedores del medio rural. Reclama actuaciones concretas como habilitar un código CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas) propio para las microempresas de las zonas menos pobladas. En su caso, como taller de fabricación de cuchillos y navajas, está adscrito al convenio del metal, pensado para grandes corporaciones siderúrgicas, lo que no hace más que generarle problemas en su día a día.

Apuesta también por establecer una cotización a la Seguridad Social adaptada a la facturación real, pues cree que la cuota fija "es inasumible" para muchos autónomos, especialmente al inicio de la actividad. Como última idea, pone sobre la mesa la necesidad de lograr de una vez por todas la Indicación Geográfica Protegida (IGP) para productos no agroalimentarios, como el cuchillo. Asturias lleva años batallando para lograr la marca para la cuchillería de Taramundi y el azabache de Villaviciosa, sin que haya habido demasiados progresos.

Quintana solicitó un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para las dos empleadas que tenía contratadas en el momento en que se decretó el estado de alarma y ha solicitado una de las ayudas laborales articuladas para los autónomos, aún pendiente de resolver. Reconoce que el ERTE le ha servido de gran ayuda para poder mantener en activo la empresa, aunque, aun así, añade: "Un autónomo siempre tiene unos gastos fijos, como la cuota, la luz y el teléfono, que hay que mantener".

El estado de alarma supuso frenar en seco la actividad de Juan Carlos Quintana, ya que se cerraron los canales de comercialización habituales de sus productos artesanos. Su negocio está estrechamente ligado al turismo, así que el confinamiento dio "un golpe tremendo" a su empresa. Mientras retoma la actividad, se dedica a labores de mantenimiento en su taller. Podría reabrir el museo, pero "no compensa porque no hay nadie". Y añade: "En sitios pequeños como Taramundi o abrimos todos o no merece la pena. Si no hay turistas, no hay clientes". Con todo, confía en salvar el verano y en que el turista apueste por destinos tranquilos como el taramundés.

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