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El desafío de la reconstrucción

La empresa en la recuperación económica y social

Recetas para la salida: diálogo, recursos suficientes y capacidad de gestión

Un trabajador con mascarilla en las obras del polígono de Bobes. IRMA COLLÍN

Se dice que las crisis no generan nuevos problemas, sino que sólo ponen de manifiesto los que ya existían. Esto se ha demostrado cierto también en esta ocasión, aunque se trate de una crisis bastante peculiar, por tratarse simultáneamente una crisis de oferta y de demanda e impuesta por una grave crisis sanitaria. Por tanto, debería ser una crisis, aunque muy profunda, coyuntural y limitada en el tiempo.

En todo caso, con ella han salido a relucir problemas que ya estaban con nosotros y que no se habían abordado convenientemente. Podría citar muchos. Si nos centramos en el caso de Asturias, antes del covid-19, desde FADE ya se alertaba de que Asturias tiene uno de los mayores diferenciales entre renta per cápita y PIB, lo que nos hace dependientes de las transferencias para mantener nuestro estado de bienestar. A esto se añade el especial impacto que en Asturias está teniendo ya la transición energética o los graves problemas de conectividad de nuestra región. Problemas ya conocidos, pero que pienso que tenemos que abordar con nuevos ojos.

No creo que haya recetas mágicas para salir de la crisis, pero es innegable que antes y mejor se superará si se poseen dos elementos: recursos suficientes y capacidad de gestión. De la confianza que se logre infundir a la sociedad dependerá la rapidez y el vigor de la recuperación. Y para generar esta confianza lo primero que es necesario es la moderación. Con una sociedad tan polarizada nos será imposible avanzar.

En el libro "Por qué fracasan los países" de Acemoglu y Robinson, se dice que la riqueza o la pobreza la determinan las instituciones políticas, que a su vez determinan el funcionamiento de las instituciones económicas. Es el sistema político el que favorece que existan élites extractivas o élites inclusivas, las que permiten que se crezca en un sistema empresarial libre.

Estamos ante una oportunidad única para superar la desconfianza entre sector público y privado y avanzar en la colaboración publico privada leal y transparente. Decía antes que son necesarios recursos y capacidad de gestión. En cuanto a los recursos, en los últimos años el sector público se ha ido endeudando cada vez más, mientras que el privado se ha ido progresivamente desendeudando, por lo que es necesario que se apoye en él.

Esta crisis ha puesto de manifiesto que es imprescindible que lo público funcione, pero también el papel que muchas empresas-grandes y pequeñas- han tenido poniendo a disposición sus recursos y su conocimiento para aportar soluciones y para ayudar en la gran emergencia sanitaria y social. Y en cuanto a la capacidad de gestión, he de reconocer que a menudo el sector privado ha minusvalorado el papel del sector público, pero también es cierto que es necesario completar esta capacidad pública con el conocimiento técnico y apegado al terreno de las empresas y expertos de cada sector. Esta colaboración es especialmente importante en regiones como Asturias, donde solo unidos lograremos ser relevantes e influir en Madrid y en Europa, donde se tomarán las decisiones más importantes para nuestro presente y nuestro futuro.

Hay ocasiones en que es necesario que las cosas vayan mal para hacer cambios, y creo que este es uno de esos momentos. Algunos pasos se han dado ya desde las distintas administraciones, tanto locales como autonómicas. En el Gobierno del Principado se ha retomado el dialogo social, que creemos hoy más necesario que nunca, y así como que se escuchen las propuestas que han hecho los empresarios de los distintos sectores. También los principales Ayuntamientos, Gijón y Oviedo, han puesto en marcha, en el sector que yo represento, el de la promoción inmobiliaria, varias iniciativas para rebajar la burocracia y agilizar la concesión de licencias, clave para una pronta recuperación de la actividad y el empleo. Y en Gijón, junto con los sindicatos, hemos llegado a un acuerdo para una Concertación Social de urgencia que, si bien nos hubiera gustado que fuera más ambiciosa, creemos que es un paso importante porque muestra la voluntad de ayudar rápidamente a la recuperación económica, centrándose en los sectores más afectados por el covid.

Este debe ser el camino, el del dialogo y la colaboración, desde el convencimiento de que solo poniendo a la actividad económica y a la empresa en el centro de las decisiones políticas podremos lograr frenar la hemorragia y emprender la recuperación, superando además viejos problemas del pasado.

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