La crisis sanitaria ha arruinado los planes de Julio Fernández. Es dj y actúa en eventos, pero su agenda se ha visto pospuesta o directamente cancelada a raíz del covid-19. Le salva su otra ocupación en una ferretería, que le permite vivir. Pero entiende que las cosas están muy mal para otros compañeros del sector: "Los que no tienen otra cosa están en una situación muy complicada. Algunos se están planteando dedicarse a otra profesión". En su caso, cada año suele darse de alta en el régimen de autónomos en mayo y permanece inscrito hasta diciembre, "la época en la que se trabaja". Sin embargo, este año aún no se ha inscrito como trabajador por cuenta propia, a la vista de las cancelaciones de los eventos previstos.
Fernández cuenta que fue en la segunda semana desde que se inició el estado de alarma cuando comenzó a recibir llamadas: "Me cancelaron casi todo lo que tenía para el verano, más de veinte actuaciones entre bodas, bautizos y fiestas de prao". En principio, cuenta con que algunos se aplacen para después del periodo estival, en caso de que se normalicen las cosas. Mientras, sigue trabajando en la ferretería y teniendo que asumir algunos gastos como el alquiler del local donde deja su equipo.
Las perspectivas son complicadas. Se trata de un sector extremadamente estacional y que el brote haya afectado a los meses en los que más trabajo hay es un duro golpe para profesionales como Fernández.
De poder retomar la actividad en el mes de septiembre, encuentra otra problemática añadida. La de la concentración de fechas: "No sé si se podrán encajar tantos eventos a la vez ni en qué condiciones se podrán hacer", lamenta. Algo que le hace entender que habrá que "ajustar las tarifas".
Con la reapertura de terrazas y en próximas semanas del interior de locales de hostelería, Fernández está tratando de buscar opciones para realizar alguna actuación. "Estoy llamando a chiringuitos y bares con terraza, a ver si hay opción de montar alguna sesión vermú o de tarde. De momento aún estoy a la espera de que me confirmen alguno", indica. Fernández también suele poner música en fiestas con baile en hoteles. Estos establecimientos ya están reabriendo, pero las fronteras entre provincias y países siguen cerradas, lo que dificulta también esta opción de trabajo.
En resumen, el animador de eventos entiende que "la mayor suerte que tuve fue darme de baja en autónomos". Esto le permite evitar un gasto fijo a la espera de que las cosas vuelvan a algo parecido a la normalidad.
La música no es solo parte de su trabajo, sino su gran afición. El confinamiento le ha obligado a parar su actividad incluso en casa, "al tener el equipo en el local donde lo guardo". Por ello, hasta hace pocos días no pudo volver a ponerse a los mandos y hacer alguna sesión online en directo a través de las redes sociales, como le hubiera gustado. En todo caso, aprovechó este tiempo para "renovar parte del equipo y comprar música nueva".
