El fotógrafo Jaime F. Pola, que tiene un estudio en la villa de Tapia, ha visto en las últimas semanas cómo se cancelaban la mayor parte de eventos que tenía programados para este año, lo que provocará "un perjuicio importante" en su negocio. Tiene esperanzas de que las comuniones se puedan realizar en otro momento del año, pero el 90% de las bodas que tenía reservadas ya se han pospuesto a 2021. "Esta situación está afectando a los que serían los mejores meses del año en mi actividad", incide este profesional.

Explica que muchos de los novios lo llamaron en las últimas semanas con dudas y miedo al respecto de qué hacer con el evento y pidiéndole su recomendación. Pese a tirar piedras contra su propio tejado, el consejo siempre ha sido que pospusieran el enlace. "Además de la incertidumbre que existe todavía sobre la situación sanitaria, sería horrible trabajar una boda con las normas de distanciamiento social. Sería algo muy tenso para todos, por lo que los animé a cancelar", admite Pola.

El fotógrafo tapiego solicitó un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para la trabajadora que tiene contratada y también una ayuda de las habilitadas por el Gobierno central para los autónomos. Ambas medidas le han sido concedidas. Eso sí, reivindica que estas ayudas son, por encima de todo, "un derecho" de los autónomos. "Llevo veinte años cotizando de autónomo y cotizo para algo. Si me obligan a cesar mi actividad tengo que hacer uso de mis derechos, tengo claro que es algo que me pertenece, que no es una limosna", asegura. Agradece especialmente el gesto de su casera, que desde el primer momento no le cobró el alquiler del local.

Este fotógrafo tapiego ya ha abierto su tienda, primero con cita previa y desde la semana pasada en el horario habitual. Ha instalado mamparas en los puntos de atención y ha colocado geles a disposición del cliente. Recibe a los clientes de uno en uno, ya que se trata de un local pequeño.

Además de los trabajos ligados al estudio de fotografía, hace un tiempo que decidió abrir otra línea de negocio dedicada a la impresión, que ahora está sirviendo de ayuda para paliar la caída de ingresos derivada de la cancelación de eventos. "Cuando decidí abrir la imprenta lo hice con la idea de tener ingresos todo el año y no una facturación tan estacional, y la verdad es que está siendo una buena ayuda en estos tiempos", añade. Con todo, Pola se muestra positivo y cree que será posible recuperar pronto la actividad, pues no se trata de una crisis financiera como la de 2008. "Confío en que la recuperación sea más rápida y mejor", comenta.