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IGNACIO COLMENARES | Presidente de Ence

"En ningún momento nos hemos planteado reducir empleo, lo hemos aumentado"

"Fue muy vistoso lo de los carros de la compra llenos de papel higiénico al principio de la pandemia, pero sus ventas no fueron importantes"

Ignacio Colmenares.

Enseguida le caducó a Ence el escenario optimista que barajaron en febrero respecto al impacto del covid-19 en la economía. "Lo era demasiado". Un año después de asumir la presidencia de la compañía, a Ignacio Colmenares le ha tocado lidiar con un panorama difícilmente imaginable entonces. El grupo se ha pertrechado para digerir los efectos de la pandemia, y asegura estar trabajando ya en la Ence del futuro.

-¿Cuándo apreció la verdadera dimensión de la crisis económica del covid-19?

-A partir del 10 de febrero nos dimos cuenta de que la que venía era enorme. El primer protocolo que publicamos en Ence de seguridad contra el coronavirus, en el que ya marcábamos las distancias, la desinfección, la ventilación? es del 24 de febrero. Hemos podido mantener el empleo y toda la actividad en lo que yo llamo la gran familia Ence. En el área forestal tenemos a cerca de 5.000 personas que trabajan, de forma directa e indirecta, cortando la madera para nosotros. Y en logística, seiscientos y pico camiones que entran al día en Navia procedentes de Pontevedra. Podíamos haber planteado un ERE o un ERTE, desde un punto de vista económico, pero hemos preferido apostar por mantener el empleo.

-¿Cómo se encara un escenario así, tan radical? ¿Qué papel ha ejercido como presidente?

- Fíjese en la ropa. Parece fácil, pero la ropa hoy a cada trabajador se le cambia una vez al día para lavarla. Tradicionalmente lo hacíamos una vez a la semana. O las mascarillas, cuya compra fue complejísima. Aprovisionarse de test, entender cómo funcionan? Lo de la seguridad de la gente que trabaja en Ence está rodado, ahora estamos trabajando en el futuro.

-¿Se ha estabilizado la demanda tras el frenesí inicial de compras de papel higiénico y caídas del de oficina?

-En Navia fabricamos celulosa para impresión de escritura, un 10%, y el resto es para productos especiales que no es papel normal. En Pontevedra, tisú casi en exclusiva, que sirve para todos los productos higiénicos y sanitarios. También celulosa no blanqueada para productos sostenibles de embalaje, que es el futuro y son los que van a reemplazar al plástico. Pontevedra está en el futuro, sabe hacerlo y tiene un buen producto. Ha sido muy vistoso, lo de esos carros llenos de papel higiénico, pero las ventas no han sido importantes.

-Uno de los principales reproches al Ejecutivo es la aparente, al menos señalada, improvisación ¿Comparte esa opinión?

-No somos nadie para valorar lo que hace el Gobierno. Lo que tenemos es que cumplir las normas que marca. Es lo que hemos hecho, adaptándonos a las fases.

-¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de Ence?

-Un sector forestal fuerte en Galicia, una agricultura potente en el sur de España, una legislación que apoya la energía renovable, dos plantas de celulosa que cumplen escrupulosamente la legislación medioambiental y el hecho de que estamos en los productos que van a crecer. Lo que va a reemplazar de forma responsable al plástico es el papel, y por tanto la celulosa. Y, dentro de esto, la gama de productos de Ence es mejor que la de nuestros competidores.

-No me ha dicho ningún punto débil.

-La incertidumbre sobre la prórroga de Pontevedra es el punto débil que tenemos ahora mismo. Ence es un taburete de tres patas: una es la energía renovable, otra es Navia y la tercera es Pontevedra. Pierdes una pata y claro, se queda inestable. La compañía valía 1.600 millones en Bolsa hace un año y pico; hoy, algo menos de 700.

-Me hablaba antes de la Ence del futuro ¿Está Lourizán (la planta de Pontevedra) en él?

-No veo nada blindado. Tenemos un reto enorme, necesitamos que la administración y la sociedad entiendan que tenemos un comportamiento medioambiental exquisito. Le pongo un ejemplo: la actividad industrial ha estado parada en Pontevedra, y la única gran fábrica que ha seguido trabajando es Ence. Si tuviese un comportamiento medioambiental nocivo o desagradable la gente lo hubiese percibido. En Madrid, cuando pasa un camión ahora lo hueles, después de no haber registrado contaminación durante dos meses. En Pontevedra ha seguido operando, sola, aislada, y no se ha notado.

- ¿A qué atribuye entonces la beligerancia contra la continuidad de Ence en Pontevedra?

-Somos un poco víctimas del pasado. La compañía, cuando era parte del INI (el antiguo Instituto Nacional de Industria), tuvo un comportamiento medioambiental desastroso, eso es cierto. Y que, en los años 70, 80 y 90, vivió de espaldas a la sociedad que le rodeaba. Ha creado una herida que debemos curar. Está claro que, desde que la compañía se privatiza, y sobre todo a raíz de la salida de las cajas de ahorros del capital, es cuando empieza todo el plan para reducir el olor. Era una vergüenza lo que había ahí antes. Debemos seguir mejorando, tenemos episodios de mal olor, medidos y de menos de un minuto al día, pero han de ser cero.

- ¿En algún momento sopesaron su traslado de ubicación?

-Sí. Hemos trabajado con dos ingenierías, una española y otra escandinava. Las conclusiones son las mismas, y es que no hay ninguna ubicación en Galicia que reúna la superficie de suelo industrial, proximidad a un puerto, capacidad de evacuación y captación de agua, de captación y evacuación de energía eléctrica para poder hacer la planta. ¿Me voy de Pontevedra y me pongo a buscar 50 hectáreas cerca de la costa en otro sitio? No lo hay.

-¿Se irían otro país, si la sentencia final es contraria?

-De nuestros costes, el 60% es la madera y un 20% mano de obra. Apostamos por Galicia, por el sector forestal gallego, el empleo gallego. Pero si tuviéramos que irnos de donde estamos, nuestra obligación como empresa es estudiar dónde sacamos la mayor rentabilidad para una inversión. ¿Dónde nos iríamos? A un lugar donde la madera sea mucho más barata, y en Sudamérica lo es porque llueve más, el eucalipto en vez de cortarse cada veinte años se corta cada cinco. Ese coste, que hoy es de un 60%, sería un 20%. Y la mano de obra? Nuestro convenio es muy bueno, pero un sitio más barato rebajaría ese 20% de coste a un 10. Si nos tenemos que ir nunca lo haremos a otra ubicación de Galicia: ni lo hay ni saldría rentable. Una fábrica de celulosa no es una roulotte.

-¿Ha notado un cambio en la sociedad, más receptiva a Ence? ¿Les quieren más?

-Sí, desde luego. Cada seis meses hacemos una encuesta para conocer la sensibilidad de la gente que nos rodea. Hay un reducto de gente, pequeño, que es contrario a nosotros. Pero hay una mayoría, en la que hay votantes socialistas, del Bloque o En Marea, que están a favor de nuestra permanencia. Hay gente que preferiría que nos fuéramos, pero también que nos quedemos. Esto era distinto hace diez años, si la fábrica estaba apestando era normal que la gente quisiera que nos fuéramos. Hoy la situación es diferente, gracias al esfuerzo que hemos hecho.

-¿Está preparada la caja de la compañía para lo que está por venir?

-Hemos dedicado el mes de marzo a mejorar la liquidez de la compañía, nos hemos atrincherado para aguantar cualquier escenario, por duro que sea. Tenemos financiación a largo plazo, prácticamente no tenemos financiación bancaria, y sin covenants (un acuerdo que suele incluirse en los convenios de préstamos). Vence a 2023, la hemos aumentado en casi 300 millones de euros para afrontar la duración de esta crisis.

-¿Prevén aplicar alguna medida de ajuste, a través de ERTE o despidos, dado el nuevo escenario macroeconómico?

-No. Con los precios actuales no ganamos mucho dinero, pero generamos caja. Tenemos un compromiso social importante con las comunidades en las que estamos, creemos que somos parte de la salida, del Pacto Verde europeo. En ningún momento nos hemos planteado reducir el empleo. Al revés. Hemos aprobado contratar a veinte jóvenes que acaben sus estudios en Pontevedra este mes de junio, porque la juventud va a tener una dificultad enorme en colocarse, y los tendremos un año formándose con una buena retribución. Ahí vamos a invertir medio millón de euros.

-¿Los mercados han comprado su estrategia? Bajos precios, menor rentabilidad, pero con una estrategia expansiva. Pienso por ejemplo en el valor de la acción.

-Los precios están subiendo algo, pero no lo van a hacer mucho más, y el de la energía seguirá igual mientras no repunte la actividad. La acción está muy castigada por muchos temas. Tuvo un castigo tremendo cuando saltó la noticia de que la Dirección General de Costas ponía en duda la concesión de Pontevedra hasta el año 2073. Nuestro producto es cíclico, la celulosa está baja y el mercado apuesta a que lo seguirá estando. El precio de la acción me ocupa, más que preocuparme, la acción es un reflejo, no el todo. Una empresa está evidentemente para dar rentabilidad al accionista, mediante dividendo o mediante la acción, pero también para servir a la sociedad. El precio de la celulosa ya volverá a subir.

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