El retorno a los centros comerciales después de setenta días en una región con una altísima densidad de este formado de ventas fue, puede decirse, por el libro: con una afluencia de público significativa, animado en ventas y con los usuarios siguiendo por lo general con rigor las indicaciones de seguridad desplegadas por las empresas de las últimas semanas. Las "catedrales" del consumo de Asturias estrenaron así una nueva normalidad marcada por limitaciones de aforo, reglas de circulación y otras medidas preventivas para mantener la distancia social y sortear al coronavirus.
A las diez de la mañana, decenas de personas ya aguardaban con ansia que se abrieran las puertas de los principales centros comerciales, que reabrieron con algunas colas, una afluencia "mayor de la esperada "y algún lamento por encontrarse todavía cerradas, aunque las menos, algunas de las tiendas de referencia. El personal de los centros habían trabajado a destajo en los últimos días para garantizar el cumplimiento de las directrices para desescalar hasta la "nueva normalidad" establecida por la fase 2.
En Parque Principado, su director, Fernando García, explicó que se han aplicado hasta 350 medidas para seguir a rajatabla esa regulación. Algunas de las más evidentes son los pasillos con dos direcciones señalizadas, la obligación de llevar puesta la mascarilla, la oferta de dispensadores de geles y, sobre todo, mucho personal asesorando y atendiendo dudas. Fue lo que se encontraron los cientos de clientes al "reestrenar" el centro comercial sierense, donde trabajan a diario 2.000 personas. "Es como volver a la vida, la gente está ilusionada", apuntó García.
Los principales inconvenientes quizás estuvieron en las colas generadas por la reducción de aforo de los baños y en las tiendas de algunas de las principales enseñas del comercio textil. "Había ya muchas ganas de estrenar algo", comentaba Azucena Cueli mientras esperaba para acceder en uno de los establecimientos de moda.
También hubo lamentos entre los incondicionales de alguna marca que aún no ha abierto. Desde el exterior de un establecimiento podía verse a través de la persiana bajada a decenas de empleados recibiendo una formación de cara a una reapertura anunciada para "los próximos días", según rezaba un cartel. "Vine solo por comprar aquí y todavía no abre", dijo resignada Inmaculada López, llegada desde Oviedo.
En Oviedo se vivió algo similar, aunque a menor escala. El centro comercial Los Prados del barrio de Teatinos recibió con los brazos abiertos a los primeros compradores a eso de las once de la mañana. Hasta ayer solo estaba abierto el supermercado, la tintorería y otros servicios de primera necesidad, pero la fase 2 permitió subir persianas, eso sí, con horarios reducidos. "Tomamos 240 medidas para estar a punto", dijo la directora, Patricia González, en unos primeros minutos de tensión en la que los guardias de seguridad asumieron el peso de que todo fuese sobre ruedas.
Aforos bajo control y métodos exprés para desinfectar la ropa
Aforos bajo control y métodos exprés para desinfectar la ropa
Las limitaciones de aforo son capitales en las reglas de la nueva normalidad. En el caso de Parque Principado, como mucho podrán entrar 8.000 personas, frente a las 20.000 permitidas habitualmente, y en Los Prados también se mantiene un 30% de aforo máximo, medido con cámaras térmicas tanto en la única entrada peatonal habilitada como en el único acceso desde el aparcamiento. Para los despistados se habilitaron máquinas expendedoras de mascarillas, y dentro de cada tienda los titulares extreman las precauciones contra posibles contagios.
En Gijón el centro comercial Costa Verde, de El Corte Inglés, abría sus puertas puntual a las 10 de la mañana. Había ya gente esperando. "No es de extrañar. Hemos querido reforzar áreas como atención al cliente para que los que tienen reclamaciones o devoluciones atrasadas de estos dos meses lo puedan gestionar todo cómodamente", relata Víctor Canteli, el director de los grandes almacenes en Gijón, en donde ayer se tomaba la temperatura a todos los empleados a su entrada a las instalaciones. En el centro se han retirado un centenar de muebles para facilitar el tránsito y ampliar los pasillos. Y en la parte de moda se ha instalado un sistema de desinfección de la ropa con rayos ultravioleta, que permite tenerla lista para plancharla y volver a ponerla a la venta en quince minutos.
La distancia de seguridad y la cartelería anunciando las necesarias precauciones eran claves también en Los Fresnos, el centro comercial situado en el barrio de El Llano, en donde el coronavirus ha coincidido con una nueva puesta a punto de las instalaciones que no ha impedido que se llegue a tiempo a la apertura.
La ocupación del aparcamiento de Parque Astur, en Trasona (Corvera), con un gran número de vehículos estacionados, indicaba a mediodía una animada entrada en la fase 2. "Hay muchas colas, debimos estar media hora para que el crío se cortara el pelo", explicó Eva Menéndez acompañada de su hijo Héctor Busto. "Vine a comprar ropa de verano y la verdad que no esperaba tanta gente, para ser el primer día", señalaba Rosario Martínez momentos antes de subirse a su coche cargada con bolsas de varias tiendas. "Da alegría ver los comercios abiertos", resumió.
