El déficit fiscal de la Administración central del Estado alcanzó en los cuatro primeros meses del año los 19.929 millones de euros, lo que supone más del doble respecto al déficit del mismo periodo del año pasado (7.863 millones) y equivale al 1,78% del PIB, frente al 0,62% del PIB de hace un año, lo que evidencia el fortísimo impacto de la pandemia, tanto por el hundimiento de los ingresos tributarias a consecuencia del desplome de la actividad económica como por el aumento del gasto en sanidad, cobertura de desempleo, ERTE y compensaciones a autónomos por ceses de actividad, entre otras medidas paliativas adoptadas por el Gobierno, lo que, según el Ministerio de Hacienda, "se seguirá agudizando en los próximos meses".

Los ingresos se situaron en 57.335 millones de euros, un 6,7 % menos, mientras que los gastos repuntaron un 11,8 %, hasta los 77.264 millones.

Solo en el mes de abril -que estuvo afectado en su totalidad por el estado de alarma- el Estado acumuló un déficit de 13.641 millones: los ingresos se desplomaran el 29,2% y los gastos se dispararan el 48,7%.

El saldo primario -sin tener en cuenta el coste de los intereses de la deuda- arrojó un déficit de 12.839 millones, frente al superávit de 24 millones igual periodo de 2019. En términos consolidados, el déficit del conjunto de las administraciones públicas en los tres primeros meses del año -salvo las ayuntamientos, cuyos datos aún no se conocen- se situó en 8.674 millones, más del doble que en el primer trimestre de 2019.