La industria automovilística española, aún conmocionada por el anuncio de cierre de los tres centros de producción de la japonesa Nissan en Barcelona, recuperó ayer algo de resuello tras anunciar la multinacional francesa Renault que el plan global de recortes que aplicará durante los tres próximos años (supresión de 15.000 empleos para ahorrar 2.000 millones y reducción de la producción en 700.000 unidades) no conllevará cierres de factorías en España y, en principio, tampoco ajustes de plantilla. "No hay planes de reducción de Renault en España", dijo Clotilde Delbos, consejera delegada del grupo automotriz francés.

El ajuste mundial de Renault, aun cuando exima a España (queda por ver el reparto de modelos y el volumen de producción por fábricas y países), agrava la inquietud del conjunto del sector automovilístico y de la industria proveedora, esta última con gran impacto en sectores y empresas cruciales del tejido económico de Asturias y en otras de menor tamaño pero con relevancia por la especificidad de sus productos y componentes para el automóvil. Sólo el cierre de Nissan en Cataluña impactará en 420 empresas proveedoras, de las cuales 380 son pymes, según estimó la patronal Pimec. Y el sindicato UGT evaluó que la marcha de Nissan tendrá un impacto real en otro tipo de industrias como la química, la siderúrgica, los bienes de equipo, empresas textiles, de logística, transporte, seguridad y equipos médicos, poniendo en peligro, dijo, miles de empleos adicionales.

De hecho, la situación está lejos de amainar. Los trabajadores de Nissan en Barcelona (23.000, de ellos 3.000 en plantilla y el resto, en subcontratas) prosiguieron con las movilizaciones en la calle y frente a concesionarios de la marca para exigir que se reconsidere la clausura fabril y ayer se supo que la planta de Nissan en Ávila (excluida del cierre junto con la de Cantabria) paró ayer su actividad por la caída de la demanda. La parada de producción se prolongará al menos durante una semana.

Renault cerrará una de sus catorce fábricas en Francia (la situada cerca de París) y hará recortes y ajustes en otras de Marruecos, Rusia, Turquía, Rumanía y China. De los 15.000 empleos que suprimirá la automovilística del rombo (de la que el Estado francés tiene el 15% de sus acciones), casi un tercio (4.600) se recortarán en Francia. La compañía aseguró que no habrá despidos y que el plan de reducción de la plantilla se acometerá con jubilaciones, salidas voluntarias y movilidad interna. Con ello, Renault aspira a ahorrar 2.000 millones en costes para mejorar su rentabilidad. La empresa aseguró que había primado en los últimos tiempos la producción y la cuota de mercado en detrimento de la rentabilidad y que ahora debe reducir la producción en 700.000 coches al año para recuperar los beneficios.

La merma productiva supondrá menos consumos de materias primas, componentes y servicios, lo que tendrá un efecto arrastre sobre la industria que suministra a la plantas de ensamblaje.

En España Renault tiene cuatro factorías: dos de montaje en Palencia y Valladolid y otras dos de motores (Valladolid) y cajas e cambios (Sevilla). Parece que estas dos últimas, muy competitivas y que suministran a otras fábricas de Renault en el mundo, son un factor protector para España junto con los ajustes ya realizados en el pasado en las fábricas de construcción, con lo que se mejoró su competitividad.

El Gobierno francés ha hecho guiños a la marcas galas para que repatríen actividad a cambio de los 8.000 millones de ayudas públicas al automóvil aprobadas por el Elíseo. Las ventas de coches han caído el 90% a causa del covid en Francia, donde el sector emplea a 400.000 trabajadores