Casi 800 empresas asturianas (765, más en concreto) se han dirigido durante estos últimos días a la Consejería de Empleo para comunicarle que ya no van a tirar más del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que tenían en marcha para hacer frente a la crisis sanitaria y al consecuente parón económico. Han avisado porque ya no necesitan regular a ninguno de sus empleados porque ya han conseguido retomar toda la actividad que el virus les había robado. El Principado asegura que estas renuncias han servido para que 4.684 trabajadores se hayan reincorporado a sus antiguos puestos de trabajo.
La gran mayoría de estos empleados estaban afectados por una regulación de las llamadas de fuerza mayor, unos expedientes a los que se tuvieron que acoger aquellas compañías que se vieron directamente afectadas por el decreto del Gobierno que les obligaba a cerrar su negocio.
Es un pequeño respiro porque en el Principado continúa habiendo miles de expedientes de regulación de empleo en marcha. Tantos como que la Consejería aseguró que desde que comenzó la pandemia sanitaria hasta ayer había tramitado 12.218 regulaciones que afectan a 51.013 trabajadores.
Lógicamente, la hostelería y el comercio encabezan la solicitud de regulaciones de empleo para hacer frente a la parálisis de su negocio. Pero en las estadísticas que divulgó el Principado llama la atención que la tercera rama de actividad que más ha tirado del ERTE para hacer frente a su caída de actividad ha sido el poderoso sector del metal asturiano. Al menos, ocupa el tercer puesto en lo que se refiere a trabajadores regulados.
En concreto, la metalurgia ha regulado a 4.164 trabajadores durante esta pandemia. Es más, la industria asturiana ha solicitado 1.296 expedientes de regulación para hacer frente a la fuerte caída de la demanda que viene sufriendo estas últimas semanas.
