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Sensores que salvan vidas

La asturiana Dropsens participa en un proyecto de la UE para medir el estrés de Bomberos y cuerpos de rescate

David Hernández y Pablo Fanjul, de Dropsens.

Imagine la escena. Un bombero trabaja en la extinción de un incendio, como los que suele haber en la región tras el invierno, durante los secos meses de primavera, y lleva horas haciéndole frente al fuego casi hasta la extenuación. Pues, puede suceder, que en esos casos la adrenalina que le proporciona el trabajo y el deber con la sociedad esté enmascarando algo más peligroso, como una situación de estrés que puede acabar incluso con su vida. En poder avisar a estos bomberos y demás cuerpos de rescate -profesiones de alto riesgo- de que están llegando al límite es en lo que está trabajando la empresa asturiana Metrhom Dropsens junto con otra veintena de socios europeos de diez países diferentes. Su proyecto consiste en desarrollar unos sensores que, en contacto con el sudor, sean capaces de lanzar una alerta cuando este trabajador esté cerca de la deshidratación o de una situación de estrés que pueda llegar a resultar fatal.

El proyecto está financiado por la Unión Europea dentro del denominado programa "Horizonte 2020" y está liderado por el centro tecnológico vasco Tecnalia, con el que la compañía asturiana ya había trabajado en alguna ocasión. Pero hay miembros de casi toda Europa, algunos de Italia también y unos cuantos cuerpos de Bomberos y equipos especiales de rescate del Este de Europa que serán quienes prueben la utilidad de los primeros prototipos que se vayan creando. "Lo bueno es que tenemos muchos usuarios finales en los que vamos a poder hacer todas las pruebas", señala Pablo Fanjul, uno de los fundadores de Dropsens junto con David Hernández.

Uno de los retos es que los sensores puedan ir adheridos de forma cómoda en la ropa -de la parte textil se va a encargar una compañía italiana- para, por un lado, que no sean un estorbo y, por el otro, para que las medidas que se tomen sean lo más eficaces posibles. Se están investigando en dos líneas de sensores. Unos recogerán los parámetros físicos, como la temperatura del cuerpo, el ritmo cardiaco o la frecuencia respiratoria. Y otros, que es la parte de investigación que le corresponde a Dropsens, medirán los valores químicos. A través del sudor pueden ver cuáles son los niveles de determinados iones como el sodio o el potasio y a partir de ahí conocer si se está experimentando deshidratación o si el cuerpo está segregando alguna determinada hormona como el cortisol, que es sinónimo inconfundible de que los niveles de estrés estén subiendo.

El objetivo final es que el centro de mando que esté controlando el trabajo de estos profesionales pueda disponer de esta información y de una serie de alertas para saber cuándo tiene que mandarlos parar para no poner en riesgo su vida. Esta ambiciosa investigación cuenta con un presupuesto europeo de siete millones de euros, de los que la compañía regional manejará más de 400.000 para hacer su parte.

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