La empresa energética estadounidense Chesapeake Energy, impulsora de la polémica técnica de extracción conocida como "fracturación hidráulica" o "fracking", se acogió a la ley de bancarrota, acuciada por la deuda años después de coronarse como la segunda mayor productora de gas de EE UU. Su deuda roza los 8.000 millones de euros.