"La tormenta perfecta" se cierne sobre la industria asturiana. La advertencia la lanzó ayer el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Belarmino Feito, después de destacar los efectos de la pandemia del coronavirus, la falta de alternativas al cierre de las centrales térmicas de carbón o la falta de medidas de protección para la siderurgia que eviten deslocalizaciones y tener que acabar dependiendo de los productores asiáticos. Dijo esto último porque ayer entraron en vigor las nuevas normas de la Comisión Europea en materia de política de defensa comercial para el acero comunitario (las denominadas medidas de salvaguarda) que limitan las importaciones y que son muchísimo menos ambiciosas de las que reclaman tanto las empresas como los sindicatos.

Feito criticó que "parece que no hemos aprendido nada de esta crisis". Se refería a que la pandemia del covid-19 dejó en evidencia las limitaciones industriales para fabricar algunos productos que se han convertido en básicos durante estas semanas como las mascarillas. Esa falta de capacidad obligó a comprar esos productos fuera. Normalmente, a fabricantes chinos. Sostiene Belarmino Feito que ahora podría ocurrir algo parecido con el acero. La falta de protección a este sector hará que las fábricas europeas echen el cierre o bajen a mínimos su producción y que tenga que traerse acero desde otros países, probablemente también de Asia. "No podemos perder esa capacidad de producción", dijo. La advertencia la lanzaron también esta misma semana Eurofer (la patronal europea de las empresas siderúrgicas) y el sindicato IndustriAll, que advirtieron que la tenue respuesta de Europa al acero importado puede costar miles de empleos. Lo dijo el secretario general de IndustriAll, el asturiano Luis Ángel Colunga, que señaló que "estamos ante la peor crisis que hemos visto en décadas y puede costar miles de puestos de trabajo".

Pero la del acero es solamente una parte de la tormenta que Feito ve que se aproxima por el horizonte de la región. Hay más factores que pueden convertir en un chaparrón la lluvia que el presidente de la patronal señaló que ya estaba afectando a la industria asturiana antes de la pandemia. Puso como ejemplo el estatuto para las industrias electrointensivas (aquellas que más energía consumen), cuyo borrador no convence a las compañías, y reclamó a Industria, que aprobará este decreto en unas semanas, mayor ambición. A ello añadió el cierre de las térmicas de Narcea y Lada y los cambios en la reglas del programa de ayudas al sector "Reindus". Tirando de números, dijo Feito, la situación es más que preocupante, ya que la industria supone el 22% del PIB de la región, con lo que aseguró que es necesaria una "mayor protección para las empresas del sector". El líder de la patronal hizo estas declaraciones en una reunión con la portavoz de Ciudadanos en la Junta, Laura Pérez Macho. La diputada criticó los retrasos en la ayudas a la industria y en el estatuto de las electrointensivas.