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La pandemia laboral se ceba en los jóvenes asturianos

Dos de cada tres empleos perdidos son de menores de 35 años

La pandemia laboral se ceba en los jóvenes asturianos

Los trabajadores de menor edad vuelven a ser en esta crisis los primeros y principales damnificados de la destrucción de empleo, explosiva este año. En Asturias ese impacto queda al aire en resultados como el siguiente: los menores de 35 años, que suponen apenas el 17% de los ocupados de la región, concentran dos tercios del trabajo que se ha perdido por ahora. Es un fenómeno relacionado con las altas tasas de temporalidad, particularmente elevadas en el caso de los jóvenes, y con la vulnerabilidad de los trabajadores eventuales ante episodios de recesión como el actual o como los vividos entre 2008 y 2013.

Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre y su comparación con los del mismo período de 2019 dejan ver cómo la intensidad del seísmo laboral provocado por la pandemia del covid-19 y por la estrategia epidemiológica para combatirla ha sido muy severa con los jóvenes. Los rastros estadísticos de ese impacto se sintetizan en los siguientes puntos.

Asturias tuvo como media entre abril y junio de este año 62.500 trabajadores de edades comprendidas entre los 20 y los 34 años, fuerza laboral que equivale al 16,8% de todos los ocupados asturianos (371.300). A la misma altura de 2019, el número de trabajadores jóvenes era de 71.400. La merma que se ha producido desde entonces ( 8.900 empleos, equivalentes al 12,4%) supone 66% de toda la ocupación que se ha extinguido en la región de un año para otro (13.400 personas menos con trabajo).

El retroceso interanual del empleo juvenil puede expresarse también así: doce de cada cien jóvenes asturianos que tenían empleo lo han perdido, y la proporción llega a ser de veintiuno de cada cien en el caso de quienes tienen entre 20 y 24 años. Como muestra el gráfico junto a estas líneas, a medida que aumentan los niveles de edad disminuye el impacto laboral. Así, el empleo ha permanecido prácticamente estable en la franja de entre 45 y 54 años e incluso es superior al que existía en la primavera de 2019 para los mayores de 55. En ese balance influye el efecto de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE): decenas de miles de trabajadores acogidos a ERTE, en su mayoría con más de 35 años y con contratos indefinidos, ha estado protegidos transitoriamente por ese mecanismo y figuran en la Encuesta de Población Activa como ocupados aunque sus puestos hayan estado suspendidos.

La EPA recoge asimismo que toda la caída del trabajo asalariado observada en el último año (unos 10.000 puestos) corresponde a personas con contratos temporales, modalidad mucho más frecuente entre los jóvenes que en otras edades.

La tasa de desempleo juvenil escala diez puntos en un año, hasta el 36%

Según informes del Consejo de la Juventud de España, la tasa de temporalidad superaba en 2019 el 50% en el caso de los asturianos de hasta 29 años y rondaba el 30% para los de hasta 34. Ambos grupos conforman por tanto el colectivo más expuesto a perder su trabajo en la medida en que, como ha ocurrido ahora y como también sucedió durante la crisis anterior, los primeros empleos en caer cuando se producen recesiones son los eventuales. Que España tenga una de las tasas de temporalidad más altas de la Unión Europea -en parte por su estructura productiva, pero también porque la regulación lo favorece- es uno de los factores que, según los economistas laborales, explican que la destrucción de trabajo sea con frecuencia más intensa que en otros países.

En el caso de la crisis vigente, los mecanismos extraordinarios para contener esa destrucción (los ERTE) han logrado por ahora su objetivo con el empleo indefinido, pero no con el eventual. El rastro de ello aparece también en la evolución de la tasa de temporalidad (proporción de empleos temporales respecto al total): en Asturias ha bajado tres puntos (del 24,8% en 2019 al 21,7% este año), situándose en el nivel más bajo desde 2013, cuando la región aún estaba sumida en la Gran Recesión.

El paro. La Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de este año ha estado muy condicionada por la limitación de la movilidad y de la actividad económica que se produjo durante el confinamiento y la posterior desescalada. Ello alteró, por ejemplo, los datos del número de parados del siguiente modo: cientos de miles de personas que han perdido sus empleos no figuran en la EPA como paradas porque, con arreglo a las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para tener tal condición es preciso haber buscado trabajo de manera activa, algo imposible para una mayoría de individuos debido a las referidas restricciones.

Con esa salvedad, el comportamiento de la tasa de paro juvenil sí parece recoger siquiera parte de los efectos de la pérdida de trabajo entre los asturianos de menos de 25 años: la proporción de ellos que está en el desempleo es diez puntos mayor ahora (36%) que un año antes del coronavirus.

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