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GUILLERMO ULACIA | PRESIDENTE DE FEMETAL Y DE LA COMISIÓN DE INDUSTRIA Y ENERGÍA DE LA CEOE

"Asturias necesita una fuerza de élite que busque inversiones por todo el mundo"

"No se captan proyectos desde una oficina" l "Nuestros líderes empresariales y los políticos tienen que trabajar más estrechamente"

Guillermo Ulacia. MIKI LÓPEZ

Guillermo Ulacia (Baracaldo, 1954), presidente de Femetal, parafraseó a Mafalda para rematar su discurso en la última asamblea de la patronal asturiana de las empresas del metal: ''¿Y por qué en este año que viene no iniciamos de una vez la tan postergada construcción de un mundo mejor?". La cita del personaje de Quino parece remitir en boca de Ulacia, exejecutivo de Arcelor y expresidente de la multinacional Gamesa, al nuevo desafío que tiene Asturias de coger el tren de la modernización industrial y de las revoluciones tecnológica y energética que han empezado ya y que Europa impulsará con un plan de reconstrucción y un esfuerzo financiero que han sido calificados como históricos.

- ¿Está Asturias bien preparada para ese desafío?

-Hay voluntad de aprovechar las oportunidades, pero hay que ir un paso más. Falta un plan, una hoja de ruta que defina con claridad recursos, objetivos y quién va a hacer qué.

- ¿Cuáles deben ser esos objetivos en el caso de la industria?

-La Asturias industrial lleva años de evolución descendente, pero el sector no es homogéneo. Para mí hay cuatro arquetipos dentro de él: la industria de materiales básicos, los servicios intensivos en conocimiento, la actividad metalmecánica y los pequeños talleres.

- Analícelos.

-El primero es el relacionado con los materiales básicos (cemento, acero, zinc, fábricas químicas?), una industria potente que requiere I+D, empleo cualificado, energía e intensidad comercial. La gran mayoría son fábricas de multinacionales y todas operan en un mercado internacional donde compites por precio. Por ello este tipo de industria tiene que estar focalizado en factores de competitividad, como el coste de la energía y el laboral, y ahora también en la gestión de emisiones y residuos. Centrarse en esos factores y en la competitividad del entorno es la cuestión número uno.

- ¿Cuál es la cuestión número uno para lo que llama servicios intensivos en conocimiento?

-Ahí están las auxiliares de Arcelor, las ingenierías y otras que tienen gran conectividad con la industria. Aquí la clave está en el talento, en atraer gente que incorpore conocimiento y capacitación para introducir las nuevas tecnologías.

- ¿La clave para el sector metalmecánico?

-Forman parte de él Windar, Asturfeito, Zitron o los astilleros. Se caracteriza por participar en cadenas de valor globales. La clave para este grupo de empresas está en posicionarse en los ecosistemas que quiere impulsar Europa.

- El más numeroso es el grupo de las empresas pequeñas que citó en cuarto lugar?

-Son talleres y servicios cuyo mercado es local, empresas de apoyo a otras mayores. En este caso hay que centrarse en ganar dimensión competitiva, porque son muy pequeñas y dependen mucho de cómo les vaya a la grandes y medianas.

- ¿Qué estrategia industrial está marcando Europa?

-La han definido como la promoción de ecosistemas. Lo que planean es integrar a las empresas de un determinado sector junto a instituciones como la Universidad, los centros tecnológicos e incluso las Administraciones públicas. Europa ha dicho: tengo que restaurar el impacto del covid y prepararme además para la siguiente generación. Entiende que con la pandemia se ha dado cuenta de la gran interdependencia que hay entre nuestras economías y de la importancia de tener un mercado único en pleno funcionamiento. Lo que se pretende ahora, en función de esas interacciones, es especializar a las empresas en lo que saben hacer mejor para que el conjunto sea muy competitivo.

- Rasee más la pelota. ¿Qué son esos ecosistemas de los que habla?

-Pongamos que existe una agrupación empresas alrededor de un sector (clúster) e incorporas a los centros tecnológicos, a la Universidad, a los centros de formación profesional?y todo lo pones a trabajar con una misma dinámica y hacia un solo objetivo. No puede ser, por ejemplo, que si tus empresas están demandando ingenieros metalúrgicos tú le ofrezcas otro tipo de titulados. ¿Por qué debe ser así? Porque tú tienes que ser una referencia, la excelencia en tu campo; si no será difícil que mantengas la competitividad.

- La UE marca con sus nuevos fondos un camino: el dinero se centrará en las nuevas tecnologías y el cambio energético.

-Ha sacado los fondos con la siguiente visión de lo que Europa debe ser en el futuro: ecológica, digital y resiliente. Se parte de la idea de paliar los efectos de la pandemia y recuperar la senda de un crecimiento sostenible. Y se viene a decir que se necesitan veinticinco años para transformar un sector industrial y todas las cadenas de valor relacionadas. Por ello, en los próximos cinco años hay que tomar las decisiones acertadas, porque como no aciertes no vas a ser capaz de llegar a 2050 a ese concepto de una Europa ecológica, digital y resiliente.

- ¿Está Asturias en condiciones de acertar?

-Estamos en el momento cero, tendremos acceso a estos fondos, pero hay que acertar con la estrategia de modernización sectorial. Partiendo del análisis previo que he hecho sobre quién es quién dentro de la industria, hay que plasmarlo en un plan de actuación claro y concreto, no pensar proyecto a proyecto. Hablamos de un plan de transformación, es todo un proceso.

- ¿Hay iniciativas con la enjundia necesaria en la región?

-Ya hemos visto lo que nos pide Europa. Asturias lleva algunos meses trabajando en identificar proyectos, unos relacionados con el sistema energético a resultas del impacto de la descarbonización y para recuperar actividad en los lugares afectados por cierres de minas y térmicas. Conocemos por ejemplo el acuerdo entre Arcelor y EDP para mantener una de las centrales de Aboño usando gases siderúrgicos y el interés de EDP en transformar una térmica (la de Soto de Ribera) en una unidad de almacenamiento de energía. Hay también planes de energía eólica y biomasa y se ha trabajado en cómo reforzar las redes de transporte y distribución para garantizar la calidad de suministro eléctrico que necesitan las empresas intensivas en energía. Es un diseño de un nuevo sistema eléctrico que indudablemente va a tener menos peso en empleo y en valor añadido bruto.

- ¿Cómo sacar partido de tales proyectos para la transformación industrial de la que habla?

-Hay que hacer que nuestras empresas que ya son líderes tecnológicos puedan optar a desarrollar esos proyectos locales, como los de almacenamiento de energía o de impulso al hidrógeno verde, de modo que se conviertan en plantas piloto que se incorporen a la cartera de soluciones que pueden ofrecer al mundo. Es una forma de aprovechar el cambio tecnológico en la energía para un auténtico desarrollo industrial que cree empleos sostenibles. Se trata, en suma, de convertir esos proyectos singulares en un escaparate de nuestras capacidades tecnológicas.

- Uno de los grandes desafíos tecnológicos es la descarbonización de la fabricación de acero. ArcelorMittal investiga sobre ello en Alemania, Bélgica y Francia, pero no en Asturias por ahora?

-Aquí el nudo gordiano es el siguiente: ¿Puede Asturias tomar la decisión de que se invierta en proyectos de I+D para que el proceso de fabricación esté libre de emisiones de CO2? En realidad será Arcelor-Mittal quien decida dónde invertirá en función de los proyectos que vayan generando sus centros de I+D, de la competitividad de sus fábricas y del mercado al que tiene acceso. Puede ocurrir que vayas a proponer que invierta en tu país, pero que tu país no tenga competitividad y que su mercado se pueda atender desde otras fábricas. Con esto quiero destacar que hay que resolver los problemas del precio de la electricidad. Y esto el Gobierno de España no lo tiene claro. El Estatuto del Consumidor Electrointensivo que ha propuesto puede ser válido para otros, pero no para las grandes fábricas de acero, zinc o aluminio. Si usted quiere tener oportunidad de fabricar acero libre de emisiones, acero verde, tiene que corregir el problema de competitividad del precio de la energía, que no depende la empresa. Si no haces eso y además no financias la inversión en I+D como están haciendo el gobierno alemán, el belga o el francés, acabas de tomar la decisión de que, cuando se acabe la vida útil de tu proceso de fabricación de acero no será sustituido por ningún otro. La bobina caliente podrá llegar de cualquier otro lugar de Europa que habrá respondido al desafío de una manera diferente, financiándose además con apoyo europeo.

- ¿Está Asturias a tiempo de engancharse a la investigación del acero limpio?

-Tengo serias dudas. España no es consciente de lo que está en juego. Lo mismo nos pasa con el aluminio. Y espero que no pase con el cinc. Hay que proteger y defender estas industrias básicas, porque son un pilar fundamental del sector de automoción, de la construcción? Si optas por recibir los semiproductos para esos sectores de otras partes de Europa, estarás renunciado a mucho empleo y a mucho valor añadido.

- La energía del hidrógeno verde emerge también como una alternativa y se dice que Asturias tiene fortalezas para subirse a ese carro..

-Lo veo en positivo, pero vamos tarde. Desde el año 2017 está trabajando en Europa el Consejo por el Hidrógeno y no hay muchas empresas españolas en él. Está Enagás, que ha pensado que podría añadir la función de hidrógeno verde a la regasificadora asturiana. Es una alternativa y es positiva. Pero hay que ver qué tracción va a tener en el desarrollo tecnológico e industrial de Asturias. Si no lo tiene será volver a hacer un proyecto, positivo eso sí, pero con principio y final. Lo que necesitamos buscar en Asturias son proyectos que conlleven ese desarrollo tecnológico e industrial. Nuestra gran dificultad es atraer empresas.

- ¿Cómo hacerlo?

-Los ingredientes con los que tienes que trabajar son tres: que haya conocimiento, que tengas tracción empresarial y que tengas estructurados los fondos de financiación. Hay que preguntarse: ¿tenemos conocimiento para empujar nuevos procesos de fabricación y modelos de negocio por nosotros mismos? Si la respuesta es sí, hay que hacer que afloren. Si la respuesta es no, hay que ver cómo los traemos de fuera. Y la solución no es una oficina de captación de inversiones -el Principado acaba de crear una-; hay que hacer algo diferente: salir a buscar el conocimiento que no tienes, comprarlo e incorporarlo a los ecosistemas que Europa quiere desarrollar. La clave está en trasplantar empresas del exterior aquí. Debería ser un mandato claro. Captar inversiones desde una oficina, sin salir de Asturias o saliendo dos veces al año, no es el modelo adecuado.

- ¿Su alternativa?

-Asturias tiene gente experta que está prejubilada y que tiene un gran conocimiento en el ámbito técnico y económico. Hay que contar con ellos para crear "task forces"-expresion militar que puede ser traducida como fuerzas especiales o de élite-, lanzarlos por el mundo para que vengan con proyectos y capten conocimiento. Sería la mejor manera de hacerlo: convencer a ese personal cualificado que tenemos latente, despertarlo y darle una misión. Se puede hacer mediante una combinación de gente con experiencia y gente nueva, creando equipos de alto nivel por una parte con jóvenes menores de treinta años de estos que están sobradamente preparados y por otra con gente experimentada.

- ¿Qué tipo de empresas puede la región aspirar a trasplantar aquí?

-Quizá no serían empresas de cinco mil trabajadores, pero a lo mejor lo que necesitamos son cien empresas de cincuenta, muy automatizas, digitalizadas; muy de la industria 4.0.

- Las encrucijadas como la actual ponen a prueba a las sociedades y requieren esfuerzos colectivos. ¿Corresponde a la política liderar el proceso?

-Los líderes empresariales y los políticos tienen que trabajar más estrechamente. El Global Instituto Mckinsey dice que en otras sociedades más del 75% de los ciudadanos esperan que, ante esta situación, esos líderes empresariales encabecen realmente un proceso de cambio. Y los políticos lo que tienen que hacer es trabajar con ellos, definir cuáles son las condiciones de entorno que necesitan para ser competitivos.

- ¿Por ejemplo?

-Hacer que las unidades de la Universidad trabajen en investigación aplicada para sacar productos y que toda la cadena de valor de la educación esté orientada hacia lo que se necesita, no a exportar personas que formamos y que no encuentran trabajo aquí. A la hora de la verdad es un despilfarro. El nivel de cooperación entre lo privado y lo público se tiene que intensificar.

- ¿Y aligerar burocracia?

-Es preciso facilitar la presentación de proyectos y no hacer como ahora, que no se sabe si tengo que ir a la ventanilla a, b o c. En suma, no corresponde al Gobierno definir quienes son los ganadores y los perdedores, si no favorecer las condiciones para que el territorio sea atractivo. ¿Se acuerda cómo vino Thyssen a Mieres y por qué fue? Porque había un líder empresarial -el gijonés José Luis Álvarez Margaride, entonces alto ejecutivo de la multinacional alemana-. Dudo de que Thyssen estuviera pensando en que tenía que poner sus instalaciones en Asturias; alguien le dijo que era un buen lugar para invertir y por eso lo hizo. Alguien dijo también que había que hacer torres eólicas en Avilés y por eso se están haciendo, y no fue porque lo pensara un Gobierno. Tiene que haber líderes empresariales.

- ¿Los tiene Asturias en número suficiente?

-Tenemos pocas empresas, pero hay líderes con calidad. Falta un método, un sistema de gobernanza que haga que esos líderes y los políticos no se dediquen sólo a intercambiar opiniones, sino que acuerden planes, una estrategia. En el País Vasco se llama el Consejo de Ciencia Tecnología e Innovación, que te da unas directrices. Si no tienes esa coordinación, te sale una castaña.

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