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Las subcontratas de Arcelor, al límite y con las reservas de su tesorería ya muy justas

La tarea de las auxiliares descendió a la mitad tras el bajón de actividad de la siderúrgica l La producción industrial cae un 17,4% en junio

Una protesta de los trabajadores de las auxiliares. MARA VILLAMUZA

El apriete de tuercas al que sometió ArcelorMittal a sus compañías auxiliares, con recortes en las tareas de mantenimiento y renegociaciones a la baja de sus contratos, está dejando ahora a muchas de ellas al borde del abismo. Con poco margen para hacer ajustes entre su personal, muchas de estas subcontratas -dedicadas al transporte, la limpieza o a la conservación de las instalaciones de la siderúrgica- están agotando las reservas de su tesorería y esperan como agua de mayo que la multinacional mejore su actividad, les incremente la carga de trabajo y, consecuentemente, su facturación también mejore. Pero la espera está dejándolas, señalaron fuentes empresariales, en una situación "desesperada". El caso más grave es el de Daorje que ahora mismo está negociando el contrato que le une con Arcelor y, asegura, que de esas discusiones depende su viabilidad.

Mientras tanto, entre las plantillas de estas compañías también hay bastante nerviosismo. Temen que si cae Daorje arrastre a todas las demás. En el filo están dos mil empleos. De hecho, la Federación de Industria de CC OO ya piensa en iniciar movilizaciones si llega el momento y la situación acaba enquistándose. Mientras que la Federación de Metal, Construcción y Afines (MCA) de UGT pone el acento en que la actividad de estas empresas ha caído en un 50% durante estos últimos meses. Un porcentaje que para la mayoría de ellas es inasumible. "Todas están pasando por dificultades, y lo peor es que los mensajes que llegan sobre la mejora de la demanda son bastante contradictorios", aseguraba un sindicalista.

Daorje pretendía emprender una negociación con su plantilla para alargar el expediente temporal de regulación de empleo (ERTE) que tenía en marcha y que expiraba el 12 de agosto. Pero, en lugar de eso, primero dirigió sus miras hacia la multinacional para tratar de hacer que entrara en razón y pedirle que le aflojara un poco las tuercas. El problema es que el contrato de la auxiliar está ligado a la actividad de la multinacional. A más actividad más ingresos. Y el escenario actual, con un bajón tremendo de la demanda fruto de la pandemia del coronavirus, era impensable cuando se firmó aquel acuerdo. "Ahora mismo con las condiciones que están firmadas Daorje está perdiendo dinero. Mucho", señaló un sindicalista. Un callejón sin salida.

La plantilla de esta auxiliar -la mayor de las que trabaja para Arcelor- teme que pueda volver a haber retrasos en el ingreso de las nóminas, como ya ocurrió en julio con la paga extra, si no hay una solución en breve. El próximo ingreso debería de realizarse el lunes día 10. El temor es que a partir de ahora la situación pueda repetirse en el resto de subcontratas si la situación no mejora a corto plazo.

Arcelor, por su parte, aseguró recientemente que está percibiendo ya una cierta recuperación del mercado. No muy importante, pero sí lo suficiente como para poder llenar de carga de trabajo al tren de bandas en caliente y a la línea de decapado, ambas en Avilés y las dos muy ligadas a la actividad de la industria. Aunque esos nuevos aires de mejora no dan todavía para poner en marcha el resto de instalaciones que van al tran tran ni para volver a abrir el horno alto A de Veriña (Gijón) que lleva parado desde comienzos de abril. En el último informe corporativo, el presidente de Arcelor, Lakshmi Mittal, asegura que de cara al segundo semestre ya se aprecia una mejora del negocio, aunque con cautela. "El ritmo y el perfil de la recuperación es incierto y la demanda permanece significativamente por debajo de los niveles normales", apunta.

Un nuevo dato sobre la coyuntura de la industria asturiana conocido ayer vino a echar más leña al fuego. La Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) apuntó que la actividad de la industria asturiana cayó en junio un 17,4% en comparación con el mismo mes del año anterior. Aunque los descensos van por barrios. O mejor dicho por negocio. La industria química redujo su producción un 30%; la metalurgia un 29,9% y la fabricación de bienes intermedios sufrió un retroceso del 22,1%. Sadei señala que las cifras reflejan las secuelas, a nivel productivo, que ha dejado el coronavirus y que la industria asturiana sigue lastrada "por la disminución y la volatilidad de la demanda".

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