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El fin de una librería que llegó por ferrocarril

Varias dinastías asturianas liquidan Lifesa, que dominó durante 89 años la venta de libros y prensa en las estaciones de España

Estación ferroviaria de Avilés a comienzos de los años ochenta.

Librerías de Ferrocarriles SA (Lifesa), la compañía constituida en 1931, y que fue el principal operador de venta de libros y prensa en las estaciones ferroviarias y de metro, estaciones marítimas y aeropuertos de España durante decenios, ha entrado en proceso de liquidación poniendo fin a 89 años de actividad societaria, gran parte de ella dominada por capital asturiano.

La compañía, que llegó a ser titular del monopolio de explotación de las librerías en las estaciones ferroviarias, nació por iniciativa de capital francés el 14 de enero de 1931 en el ambiente de resurgimiento cultural que vivió España en los prolegómenos de la II República (proclamada tres meses después) y durante el periodo inmediato, y terminó por ser españolizada después de la Guerra Civil Española, con la incorporación de capitales nacionales y un manifiesto predominio desde entonces de dinastías integrantes de las burguesías asturiana y vasca.

En el caso asturiano, fue relevante el peso de las familias González del Valle Herrero (Banco Herrero) y sus parientes Cangas Thiebaut (del Banco Herrero por la rama paterna y del Banco Asturiano por la materna), Basagoiti García-Tuñón (Banco Hispano Americano) y los Rodríguez San Pedro, descendientes del ministro maurista gijonés Faustino Rodríguez San Pedro, presidente durante largas etapas de la Compañía de los Ferrocarriles del Norte de España, de capital francés. Estas estirpes permanecieron en la sociedad hasta que ha entrado en liquidación.

El protagonismo asturiano se acrecentó tras el fallecimiento en 1962 del maurista vizcaíno Luciano Zubiría Urizar, presidente de Lifesa desde los años 40, a quien sucedió Martín González del Valle Herrero, barón de Grado, quien ocupó el cargo hasta su muerte en 2015. La presencia nobiliaria en la sociedad también fue muy significativa, con los asturianos barón de Grado y conde de Rodríguez San Pedro, además del marqués de Molins, el duque de Medina de las Torres y el conde de Garcíez. En la sociedad participaban también los López-Gómez Ballesté -vinculados a Asturias-, García-Loygorri Urzaiz y De Ibarra Olabarri.

Lifesa fue promovida en 1931 por la Sociedad General Española de Librería, Diarios, Revistas y Publicaciones (SGEL), una sociedad del grupo editor y distribuidor francés Hachette que se asentó en Barcelona en 1914 con la titularidad de la Libraire Français y numerosos quioscos, y poco después en Madrid. La creación de una red de librerías en las estaciones (lo que entonces se denominaron bibliotecas de ferrocarriles) surgió mediante un convenio con la Compañía Norte (dueña, entre otras líneas, de la ruta Gijón-Madrid y sus estaciones), que luego se amplió a MZA, Ferrocarriles Andaluces y otras sociedades ferroviarias. En 1925 Lifesa ya tenía 185 librerías en España, que continuó expandiendo. En muchas localidades fueron las primeras librerías relevantes a las que tuvieron acceso los ciudadanos. El ferrocarril aportaba un flujo diario de clientes potenciales y a la vez ofrecía a Lifesa un rápido sistema de distribución de libros y prensa.

En 1941 se fundó Renfe como compañía estatal ferroviaria, sucesora de las privadas Norte, MZA y otras. Aunque Renfe renovó el contrato con Lifesa, Hachette sufrió un fuerte hostigamiento desde sectores duros del régimen franquista (entonces alineado con Hitler), acusándola de ser de capital extranjero y judío. Fue entonces cuando entró el capital español.

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