El horno alto "A", de Gijón, parado desde la primavera por el desplome del mercado del acero a causa de la pandemia y los confinamientos, recuperará su actividad a fines de este mismo mes, según confirmó ayer la dirección de la multinacional siderúrgica ArcelorMittal a los comités de la compañía en Gijón, Avilés y Aboño.

Junto con la reanudación de la producción de la instalación de cabecera -en principio, con carácter temporal-, la compañía anunció que retomará las inversiones estratégicas pendientes en las fábricas asturianas y que habían sido aplazadas en 2019. Se trata de la culminación de la segunda fase de las nuevas baterías de cock de Gijón (la primera ya está operativa desde enero), la inyección de gas de cock en el horno alto "B" (que permitirá reducir la factura energética), la alimentación de los trenes de chapa gruesa y carril también con gas de cock y la instalación de un filtro de mangas en el sínter "A".

La cuantificación presupuestaria de estos proyectos inversores no se conoce aún, salvo los 12 millones de euros previstos para el filtro de mangas y los 150 millones anunciados en su día para la batería de cock número 2.

La reanudación de la producción de arrabio en el horno alto "A" será temporal para atender los pedidos que no pueda suministrar la factoría del grupo en Gante durante la remodelación a la que va a ser sometido un horno en la planta belga. En la decisión también ha influido un repunte de la demanda.

La reactivación de la instalación gijonesa fue bien recibida por los sindicatos, la patronal y el Gobierno asturiano aun cuando no despeje el futuro definitivo de la instalación. La reapertura se considera un signo positivo, y más porque se produce cuando la economía, en fase de recuperación, está lejos de haber restablecido las cotas de demanda y consumo previas al coronavirusDe cumplirse las previsiones de todos los organismos públicos y privados -y tanto en sus predicciones para España como para el resto de países-, la actual fase de recuperación deberá consolidarse y afianzarse a lo largo de 2021 -salvo un nuevo desfondamiento como el de marzo por una segunda oleada masiva de contagios- y reconquistar en 2022 los niveles de PIB y de prosperidad anteriores al covid.

Este escenario, de materializarse según los diagnósticos, debería apuntalar la continuidad del horno "A" una vez que vuelva a la actividad el que ahora se parará en Gante para su restauración.

No obstante, esta eventualidad está sujeta a otras incertidumbres, como los problemas específicos que el sector europeo del acero afronta desde antes del coronavirus. Entre ellos figuran las importaciones masivas a bajo coste de países extracomunitarios desde que Trump protegió el mercado de EE UU con medidas arancelarias, y el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2, que impactan en la producción de la UE pero no en sus competidores chinos y turcos.

A su vez el horno alto "A", que ahora se reabre, debería recibir no tardando mucho una costosa inversión para su remodelación -como se hizo con el horno "B" de Gijón y se va hacer ahora en Gante- que permita su continuidad en activo más allá de 2022 ó 2023. Y ésta será una decisión crítica para el futuro.

Atendiendo a unos y otros factores, la dirección del líder mundial del acero mantiene la cautela sobre "la posible recuperación de los niveles normales de actividad productiva, debido a la incertidumbre aún existente" sobre la crisis económica, y, por otra parte, reiteró a los sindicatos la delicada situación del negocio de productos largos, de Gijón, y la necesidad de mejorar sus costes fijos y variables, informaron los comités. En la misma línea argumental, la empresa dijo que para afrontar los desafíos intrínsecos del sector siderúrgico, "continuará con sus planes de mejora de la productividad y reducción de costes", "ineludibles" -señaló- "para poder asegurar la sostenibilidad de su planta en Asturias".

El compromiso de reanudar las inversiones ya previstas, y que fueron suspendidas en 2019 por el empeoramiento del mercado del acero antes de la pandemia, es otra buena señal, aunque la compañía precisó que estas actuaciones son compatibles con la pervivencia de un único horno alto. La empresa había ofrecido culminar todos esos proyectos en la negociación del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) actualmente en vigor para toda la plantilla y que vence el 31 de diciembre, y así lo recoge el laudo arbitral dictado sobre el ERTE el 10 de junio.

ArcelorMittal cayó ayer en Bolsa el 1,08% mientras el Ibex (el índice selectivo bursátil del que forma parte) cedió el 0,18%.