Europa quiere encabezar la lucha mundial contra el cambio climático, lo que implicará un cambio radical en energía, construcción, transportes o industria. El vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, avanzó las grandes líneas del desafío que incluye la producción de acero con hidrógeno o la reducción de los vuelos de corto radio.

Un día después de que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunciara en su discurso del estado de la Unión el objetivo de reducir los gases efecto de efecto invernadero del 40% al 55% en 2030, Timmermans y la comisaria de Energía, Kadri Simson, detallaron las consecuencias de la propuesta. Señalaron que es posible siempre que se logre amortiguar "el impacto social" de las medidas. "No hacer nada perjudicará a los más vulnerables", subrayó Timmermans. Europa quiere en 2030 una reducción del 70% sobre la producción actual con carbón, una reducción de un tercio en el consumo de petróleo y sus derivados y de un cuarto en el de gas. "Son decisiones difíciles, pero tenemos voluntad, tecnología y recursos para aplicarlas", señaló Simson.

Las propuestas principales irán sobre el sector de la construcción puesto que el 40% de las emisiones proceden de calentar o enfriar los edificios, lo que obligará a construir con nuevos criterios y a rehabilitar el parque actuak. También sobre el transporte con la eliminación paulatina de vehículos contaminantes, la creación de autopistas inteligentes y la reformulación del transporte aéreo que deberá utilizar combustibles no contaminantes y suprimir los vuelos de corto alcance en los que el tren sea una alternativa viable. Léase Asturias-Madrid cuando haya tren de alta velocidad.Y en industria Timmermans defendió con vehemencia "el acero verde, puesto que hay en marcha más de 160 proyectos para producirlo con hidrógeno". Reiteró que "es compatible fabricar acero y hacerlo de forma limpia".