El presidente de ArcelorMittal, Lakshmi Mittal, pretende meterle un tijeretazo al empleo de sus fábricas en Europa para hacer frente a la caída de pedidos vinculada al impacto del coronavirus. La multinacional ha planteado a los sindicatos la necesidad de recortar casi 600 empleos en sus instalaciones fabriles y en sus oficinas ubicadas en Luxemburgo, donde está la sede de la compañía. También en Italia, donde la compañía tiene que renovar el acuerdo que tiene con el Gobierno transalpino para el control de la planta de Ilva, en Tarento, antes de noviembre. Allí ha planteado al Ejecutivo la necesidad de meter mano al empleo para continuar con la actividad.

La oposición a los planes de Arcelor está siendo frontal. En Luxemburgo, el Gobierno está tratando de interceder para frenar la tijera de Mittal. También el sindicato europeo Industriall ha convocado varias protestas en contra de los despidos y ha urgido a la multinacional a que busque soluciones alternativas. En Italia el Gobierno ya le ha transmitido a Mittal que no firmará ningún acuerdo en el que se incluyan recortes de puestos de trabajo.

En Asturias, los sindicatos y la dirección de la multinacional mantuvieron ayer una nueva reunión para negociar el ajuste en los talleres de productos largos de Gijón. En esta ocasión el encuentro fue específico sobre alambrón, donde la multinacional pretende amortizar 23 puestos de trabajo. No hubo acuerdo y las posturas entre ambos están muy alejadas. Las centrales ven exagerado el recorte planteado por la dirección de la compañía y sostienen que podría ocasionar problemas en la producción. Para hoy está prevista una nueva reunión para hablar sobre la situación del tren del carril de Gijón, uno de los pocos que no está notando los efectos de la crisis derivada del coronavirus, aunque los sindicatos temen que Arcelor pretenda realizar también algún ajuste. Con carril se conocerá cuál es el ajuste total que quiere realizar Mittal en sus talleres de largos.