El exministro gijonés y expresidente de Bankia Rodrigo Rato Figaredo (Madrid, 1949) saldrá de prisión en régimen de semilibertad aunque estará sometido a control telemático hasta el cumplimiento pleno, en abril de 2023, de la pena de cuatro años y medio de prisión a la que fue condenado por apropiación indebida en el escándalo de las tarjetas de crédito opacas al fisco de las que hicieron uso dirigentes de Bankia y Caja Madrid para costear gastos personales a cargo de ambas entidades financieras. Rato era el único de los 64 condenados por el caso de las tarjetas que permanecía actualmente en prisión.

El juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional concedió ayer la progresión al tercer grado carcelario al exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) atendiendo a los informes profesionales del equipo técnico la prisión de Soto del Real (Madrid), en la que cumplía condena, y bajo la consideración de que cumple los requisitos para acogerse a la semilibertad.

El tercer grado penitenciario implica que el recluso pueda hacer vida normal en la calle, sometido a la exigencia de pernoctar ocho horas diarias en prisión entre lunes y jueves. Sin embargo, al aceptar Rato su sometimiento a control telemático (para lo que tendrá que portar permanentemente una pulsera que controle sus movimientos), el recluso queda eximido de la obligación de regresar a diario al centro penitenciario.

El exvicepresidente económico del Gobierno bajo la presidencia de José María Aznar ya había solicitado el tercer grado en mayo, una vez que ya había cumplido dos tercios de la pena, pero entonces le fue denegado, fundamentalmente porque tenía pendiente el proceso por la salida a Bolsa de Bankia, en el que el fiscal le pedía ocho años y medio de prisión y las acusaciones privadas, once años y medio. La absolución el martes de los 31 procesados por este caso dejó expedita la vía para que ahora la Audiencia Nacional accediera a su petición.

Rato tiene aún pendiente otro proceso por supuestos delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal y corrupción en los negocios, pero el magistrado José Luis Castro, que ayer le otorgó la semilibertad, entiende que no es causa para denegarle el beneficio penitenciario toda vez que el caso aún está en fase de instrucción y carece de fecha para la celebración del juicio.

En su auto, el juez justifica el otorgamiento del tercer grado en el cumplimiento de tres cuartas partes de la pena, la edad avanzada del recluso (71 años), que ya ha disfrutado de 18 días libertad en tres permisos de salida de la cárcel sin que se produjeran incidencias, que el penado ha abonado las multas que le fueron impuestas y que ha pedido perdón a la sociedad. Esto ocurrió el 25 de octubre de 2018, cuando ingresó en prisión. Entonces manifestó a la entrada de la cárcel: "Acepto mis obligaciones con la sociedad. Asumo los errores que haya podido cometer. Pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas y afectadas".

El fiscal podría recurrir la decisión pero esto no impediría la aplicación de la medida, cuya ejecución sólo está pendiente de que la junta de tratamiento de la cárcel de Soto del Real determine el centro penitenciario del que pasará a depender desde ahora el penado.

En el caso de las tarjetas opacas, Rato fue condenado junto con otras 64 personas por haber cargado gastos personales a Bankia y Caja Madrid. Bajo las presidencias de Miguel Blesa (2003-2010) y de Rato (2010-2012) las entidades asumieron cargos privados por un monto de 12,5 millones.

Rodrigo Rato es el cuarto miembro de esta dinastía asturiana que ha permanecido en prisión por actividades bancarias. Su padre, su hermano y un tío fueron encarcelados en 1966 por delitos monetarios y movimientos de capitales entre España y Suiza cuando controlaban el Banco de Siero. Su padre permaneció en prisión tres años, lo que dos decenios después juzgó como "una eternidad". Rodrigo Rato iba a cumplir dos años de reclusión el próximo día 25.