El final de un verano que, en el contexto de la crisis sanitaria, llevó a Asturias a liderar los indicadores turísticos nacionales frenó en septiembre la mejora del mercado laboral con el primer aumento del paro y el primer descenso de la afiliación a la Seguridad Social observados desde junio. La región se convirtió así en unas de las pocas donde el desempleo avanzó en un septiembre con un resultado inédito a escala del país: bajó el número de parados (18,88 millones), algo sin precedentes para ese mes en las estadísticas disponibles.

Una primera lectura de los datos conocidos ayer lleva a pensar que Asturias quedó en septiembre apeada de lo que parece un episodio de recuperación nítido y generalizado del trabajo en España. Pero algunos análisis de expertos apuntaron en otra dirección al evaluar el resultado nacional. Según los economistas de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), el balance favorable de España, anclado también en las contrataciones de la educación y del campo, está relacionado en buena parte con "una menor destrucción de empleos de temporada como consecuencia de una contratación muy inferior en los meses previos". Sería una especie de efecto estadístico: como el país creó mucho menos empleo temporal que otras veces durante la campaña turística, en septiembre se extinguieron muchos menos contratos estacionales que otras veces.

Si se da por verosímil esa explicación, Asturias, que durante el verano creó empleo mucho más intensamente que el país -las afiliaciones crecieron entre junio y agosto el 2,99%, frente al 1,35% de la media nacional-, habría sufrido una destrucción más intensa también de trabajo temporal en sectores como la hostelería y el comercio, y de ahí el crecimiento del paro. Fue del 0,92% (708 parados más), hasta alcanzar las 78.006 personas. Son cifras casi idénticas a las de la población de Avilés (78.182) y superan en 10.437 individuos la relación de desempleados que había hace un año. Esa variación interanual y la pérdida de 8.625 cotizantes desde septiembre de 2019 retratan, junto a los trabajadores que aún siguen acogidos a expedientes de regulación temporal de empleo (unos 9.200), el golpe que ha encajado el trabajo en Asturias con el covid-19 y el terreno pendiente de recuperar.

Sobre el papel, la región ha sufrido menos daños que otras y ha evolucionado también mejor desde el fin del estado de alarma en junio, según remarcó ayer el Gobierno asturiano. La expansión interanual del desempleo (15,45%) ha sido significativamente inferior al promedio del país (22,62%), si bien la pérdida relativa de afiliación (2,35%) es análoga a la nacional (2,31%).

Por delante vienen meses que la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) calificó ayer de "inciertos y preocupantes", marcados por el riesgo de rebrotes en la pandemia y por ello de recaída en las contracciones económicas. De ahí que la patronal incidiera en la necesidad de nuevas ayudas y políticas para sujetar el tejido productivo.

Los sindicatos UGT y CC OO ensalzaron en ese sentido el reciente acuerdo para prorrogar las condiciones extraordinarias de las regulaciones temporales de empleo (ERTE). Y de nuevo pusieron el foco sobre el problema de la precariedad laboral y la situación de los colectivos con más dificultades de acceso al empleo, principales damnificados en esta crisis como en las precedentes. Este último septiembre, el aumento del paro se cebó con las mujeres asturianas, al subir el desempleo femenino (1,36%) casi cuatro veces más que el masculino (0,37%). También castigó severamente a los jóvenes: la mitad del incremento en el número de desempleados fue de asturianos menores de 25 años y en los últimos doce meses el paro de ese colectivo ha escalado casi el 28%.

Mujeres y jóvenes, habituales en las contrataciones estacionales del verano, engrosaron así la lista del desempleo con el fin de una campaña turística insólita que en Asturias habrá contribuido a amortiguar los impactos del covid-19 en las rentas de miles de hogares, aunque solo transitoriamente. Sobre todo en concejos que este septiembre, con el final del verano, sufrieron subidas del paro explosivas y habituales en esta época, de hasta el 25% en Cangas de Onís y Llanes.