La Policía Nacional y la Guardia Civil han reforzado la seguridad en carreteras y las entradas de algunas ciudades asturianas para intentar poner freno a la oleada de ataques que están sufriendo los autocares de Alsa y de algunas de sus compañías colaboradoras. Pese a los esfuerzos, los vándalos consiguieron sortear los controles y lograron sabotear dieciséis autocares durante la jornada de ayer, la segunda de la huelga indefinida en la empresa asturiana del transporte convocada en solitario por la Corriente Sindical de Izquierda (CSI). Esta vez no hubo ataques sobre buses escolares -como sí ocurrió el lunes-, pero continuaron los asaltos a vehículos en movimiento y cargados de pasajeros. Algunos de ellos, a plena luz del día y a la vista de todo el mundo.

La forma de atacar de los agresores, señala la directora general de la Corporación Asturiana del Transporte (CAR), Arantza Fernández, hace pensar en que "están organizados". Lo apunta porque, a primera hora de la mañana de ayer, entre las ocho menos diez y las ocho, se produjeron a la vez seis ataques sobre autocares en Oviedo. Y en zonas distintas de la ciudad. Dos en las cercanías de las facultades del Cristo, uno más cerca del HUCA, otros dos al lado del edificio de las consejerías de Llamaquique -uno de ellos de la empresa Autobuses Narcea-, y uno más frente a la estación de autobuses de la capital. La mayoría de ellos estaban en movimiento, cargados de pasajeros o frente a alguna parada. No hubo heridos, pese a que los ataques destrozaron algunas de las lunas laterales o traseras de los vehículos.

El hecho de que estos ataques están organizados y dirigidos lo demuestra, según sostiene la patronal, que durante la madrugada se produjeron tres asaltos a autocares que estaban aparcados en el recinto ferial de Vegadeo -todos ellos de Alsa-, aunque en este caso no fueron piedras lo que lanzaron los asaltantes. Los autores destrozaron en un vehículo la máquina con la que se canjean los viajes de la tarjeta del Consorcio de Transportes de Asturias (CTA); en otro echaron un producto, que no ha podido ser identificado aún, en el tanque de la gasolina, y al tercero trataron de prenderle fuego. Sin embargo, desistieron en el último momento, "posiblemente porque fueron sorprendidos", sostiene Arantza Fernández.

No fueron los únicos actos vandálicos. Hubo otros tres ataques más en Siero, en Viesques (Gijón) y en Cancienes (Corvera). Todos mediante el mismo método: rompiendo las lunas con el lanzamiento de piedras o rodamientos. "Hemos pedido amparo a los organismos públicos para que se refuerce la seguridad", señaló Arantza Fernández.

La Policía Nacional y la Guardia Civil aseguran que llevan días reforzando la vigilancia para tratar de pillar a los vándalos con las manos en la masa. Sin suerte, por el momento. "Se están poniendo en marcha medidas de seguridad adicionales, con planes operativos que van cambiando en función de dónde se produzcan los ataques", señalaron fuentes de la Policía Nacional. En la misma línea, la Guardia Civil señaló que se está reforzando la vigilancia en determinadas zonas "críticas" y que todos los ataques de estos últimos días se están investigando para tratar de echarle el guante a los culpables.

Alsa, por su parte, señaló ayer que la huelga cuenta con un respaldo "minoritario" -está convocada solo por la CSI y contra el criterio de UGT y CC OO- y defiende que los paros se aprobaron durante una votación que "no contó con las mínimas garantías democráticas que avalen sus resultados, ya que se celebró sin la existencia de un censo y sin que se exigiese ninguna acreditación a los participantes". Y añade: "Alsa desconoce la autoría de los atacantes, pero se ciñe a reflejar que los ataques vandálicos contra sus vehículos, propiedades y otras compañías colaboradoras coinciden con el anuncio de la huelga convocada unilateralmente por el sindicato CSI".

Por su parte, la CSI volvió a desmarcarse de los ataques. "Solo les falta echarnos la culpa del coronavirus y del ébola", criticó el representante del sindicato, Juan Corte. "Nosotros tenemos claro que no tenemos nada que ver con ellos", añadió. También aseguró que el seguimiento de la huelga está siendo un éxito, lo que, dice Corte, refuerza sus exigencias. "Queremos que se saque ya a toda la gente del ERTE y que se recuperen frecuencias", resaltó. Alsa defiende que solo tiene al 2% de su plantilla regulada, algunos taquilleros, algún mecánico y una mínima parte del personal de administración. En cambio, todos los conductores se han reincorporado ya a sus puestos. De lo que no tiene noticia ninguna de las partes es del Sasec, el organismo de mediación donde deberían sentarse a negociar para encontrar una salida al conflicto.