Los consejos de administración de Liberbank y de Unicaja Banca decidieron ayer abrir la segunda fase para estudiar una posible fusión de ambas entidades y mandataron la contratación de los asesores externos que colaborarán en el proceso y que servirán de apoyo para la posterior negociación.

El proceso de conversaciones entre el banco asturiano y el malagueño, que fueron definidas el lunes por ambas entidades como "contactos preliminares" y exploratorios, entra así en la fase formal para intentar llegar a un pacto que alumbre el quinto banco español por volumen de activos (108.826 millones) y por capitalización bursátil (1,838,17 millones).

Liberbank estará asesorado, como ocurrió en el anterior intento de fusión con Unicaja Banco, por el grupo alemán Deutsche Bank como banco de inversión, Deloitte como auditora y Ramón y Cajal como despacho de abogados. Unicaja Banco contará con el respaldo del banco de inversión italiano Mediobanca, Price Waterhouse Coopers (PwC) para realizar la auditoría y el bufete madrileño de fundación asturiana Uría Menéndez como asesor legal.

Fuentes de la negociación señalaron que ahora se abrirá el periodo de estudio y análisis de los libros de ambos bancos mediante la realización de una nueva auditoría ("due dilligence"), cuya realización durará previsiblemente entre varias semanas y un mes. Una vez que se dispongan de los datos contables y patrimoniales actualizados de ambas entidades, será cuando se entrará de lleno en las negociaciones formales y definitivas, que pueden concluir en acuerdo o -como ocurrió en mayo de 2019- en ruptura y abandono del proyecto.

Aunque entre diciembre de 2018 y los primeros meses de 2019 ambos bancos ya realizaron un estudio exhaustivo de las cuentas respectivas, el proceso ha de reanudarse desde el punto cero porque han transcurrido diecisiete meses desde entonces, la situación de los bancos ha cambiado y el entorno económico ha sido abruptamente alterado por la peor crisis económicos desde los años 30 a causa de la pandemia,

El análisis prolijo de la situación financiera de cada grupo será determinante tanto para decidir si se sigue o no con las negociaciones como para determinar -al final del proceso- las condiciones del acuerdo si finalmente esta vez las conversaciones culminan en un entendimiento para la fusión.

Lo previsible es que la auditoria (cada banco abre sus libros, bajo compromiso de confidencialidad, para su examen por el otro) no depare sorpresas que interrumpan el proceso, dado que los datos conocidos de ambos grupos apuntan a que tanto Liberbank como Unicaja Banco han reforzado sus ratios de solvencia, capitalización y saneamiento desde que en mayo de 2019 abandonaron su anterior intento de integración.

Sin embargo, los datos que deparen la "due diligence" serán determinantes para establecer la ecuación de canje de acciones entre ambos grupos y para precisar por tanto el peso de los actuales accionistas de Liberbank y de Unicaja Banco en el capital social de la entidad resultante. Las divergentes expectativas de uno y otro bancos sobre su peso en la fusión (en 2019 Liberbank quería al menos el 42% pero Unicaja reclamó para sí el 60%) fueron determinantes en la ruptura el año pasado. Por activos, Liberbank suma hoy el 42,1% de una eventual integración pero al cierre ayer en el parqué (los dos bancos cedieron algo más del 2,3%) representaba el 40,5% del valor bursátil conjunto de ambos.