Eran las ocho y cuarto de la mañana cuando los mayores temores del sector del transporte de viajeros en Asturias se hicieron realidad. Ocurrió frente a una gasolinera de Posada de Llanera. Allí, un rodamiento rompía uno de los cristales laterales de un bus de la compañía Alsa, coincidiendo con la tercera jornada de huelga indefinida convocada en esa empresa por la CSI -sin el apoyo de CC OO ni UGT-, hiriendo a dos de los pasajeros que estaban en el interior del vehículo. El susto fue mayúsculo. Una de las afectadas, de 56 años, sufrió un corte en la cara por culpa de los cristales de la luna que estallaron en mil pedazos. Tuvo que ser trasladada al centro de salud de Llanera. El otro solo sufrió magulladuras. Este nuevo incidente violento ha incendiado al sector que reclama especialmente a la Delegación del Gobierno que se intesifiquen la vigilancia y las pesquisas para tratar de identificar y detener a los culpables.

"Lo que está sucediendo es gravísimo, llevamos ya 60 autobuses atacados. No podemos seguir así", señalaba la directora general de la Corporación Asturiana del Transporte (CAR), Arantza Fernández. Y añadió: "Hemos sufrido ataques en todos los sitios y no se ha encontrado ningún culpable". La Delegación del Gobierno aseguró que los asaltos se están investigando y mostró su "más firme condena a los actos violentos de sabotaje vinculados a la huelga indefinida convocada por los trabajadores de Alsa". "Actos así se alejan de los intereses legítimos de una huelga y desacreditan la honorable labor de los sindicatos", transmitió el organismo que encabeza Delia Losa.

La preocupación por la escalada de violencia tiene en vilo al sector, que exige soluciones ya. Es más, Alsa señaló que hasta ahora estaba cumpliendo de forma escrupulosa los servicios mínimos - el Consorcio del Transporte de Asturias (CTA) se los ha fijado en un 25% para las frecuencias regionales y Fomento en un 50% para las nacionales- pero advierte que eso puede cambiar en los próximos días. "Los ataques están poniendo en riesgo la capacidad de la compañía para atender esos servicios mínimos", señaló Alsa.

En el bus asaltado en Llanera viajaban 12 personas. Algunos de los viajeros, según precisó la compañía, sufrieron síntomas leves de ansiedad debido a la tensión del momento. Algunos siguieron el trayecto en taxi. A este incidente violento hay que sumar también que otro rodamiento alcanzó al conductor de un autobús más mientras circulaba por Tremañes. Ocurrió a última hora de la noche del martes. Durante la jornada de ayer se sumaron, además, otros cuatro asaltos violentos a autocares.

El grito es unánime. Alsa se unió a las críticas de la patronal CAR y pidió "amparo a tribunales y autoridades -especialmente a Delegación de Gobierno, por tener las competencias de seguridad y de las fuerzas del orden y de la seguridad del Estado- para que se realicen las acciones adecuadas para que las calles de Asturias puedan contar con la seguridad de viajeros, conductores y vehículos, que corresponde a un país de un entorno europeo y democrático". Más gráfica, Arantza Fernández añadió: "Necesitamos poner fin a estas actuaciones violentas porque parece que estamos en Kabul".

Mientras tanto, la CSI se desvinculó de los hechos y condenó los ataques. Aseguró que la huelga está siendo un éxito y que está teniendo un seguimiento masivo. También apuntó que el sindicato sigue adelante con sus reclamaciones: "Preferimos pasar hambre durante un mes y no durante el resto de nuestra vida", señaló el portavoz de la CSI en Alsa, Juan Corte.

La empresa asegura que el seguimiento de los paros está siendo mínimo. Según sus cuentas, solo 45 trabajadores de los 750 que están llamados a secundar la huelga dejaron ayer de trabajar.