El sentir de la plantilla en Asturias de ArcelorMittal sobre el cierre definitivo de la planta que la multinacional tiene en Cracovia (Polonia) podía definirse con un refrán muy antiguo y que dice: "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar". Los sindicatos reconocían ayer que el anuncio ha causado cierta "inquietud", especialmente porque las razones que argumenta la multinacional para llevar a cabo la clausura de la planta polaca son las mismas que amenazan a las instalaciones asturianas. A saber: el elevado precio de la electricidad, la competencia de otros países que están inundando a Europa de acero barato y la falta de ayudas públicas. Aunque, matizan, en Cracovia tenían también sus propios problemas que son los que, con toda seguridad, habrán provocado el cierre.

"Lo de Cracovia es un buen ejemplo de que no se puede ser competitivo con salarios bajos", asegura José Manuel Castro, portavoz de CC OO en Asturias. Y añade: "Aquella es una ciudad universitaria, muy bonita, y la empresa tenía problemas para contratar personal debido a los bajos sueldos que ofertaba". De hecho, Arcelor llevaba tiempo haciendo ajustes en la planta. Su horno alto y acería (la producción primaria de acero), que va a cerrar de forma permanente, estaban parados desde noviembre de 2019 debido a la caída de la demanda. Y la llegada del coronavirus ha sido la puntilla. "Inquietos estamos, porque ya hemos visto de lo que es capaz del grupo que incluso ha cerrado plantas que era competitivas como la de Zumárraga", señaló Castro.

José Manuel García, de UGT, aseguró que "cualquier cierre es peligroso y nos genera preocupación". El sindicalista aseguró que aquí la preocupación está centrada en conseguir mantener la producción de los talleres de largos. La siderúrgica pretende aplicar un recorte de personal en la acería de Gijón y en el tren de chapa, para que sean más productivos. "Su continuidad es fundamental para que podamos seguir teniendo los dos hornos altos funcionando", señaló García. Castro, de CC OO, también añade que otro punto negro en Asturias son las obras de las baterías de coque que se están reconstruyendo en Veriña (Gijón) y que, asegura, últimamente están volviendo a tener problemas en su ejecución.

"Al fin y al cabo la planta de Cracovia era parte del grupo y por ese lado sí que hay preocupación, además la crisis del coronavirus ha provocado una bajada en la demanda y eso se nota", reflexiona Segismundo Lorenzana, portavoz de USO. Arcelor concentrará la producción que dejará de hacer en Cracovia en la vecina Dabrowa Gornicza y mantendrá abierta una línea de galvanizado y otra de pinturas.

Mientras que Manuel Pulgar de la CSI aseguró que la "incertidumbre la habrá siempre, hubieran cerrado Cracovia o no". Y añadió que la planta polaca sufría desde hace tiempo "graves problemas" porque "hacía bastante tiempo que la compañía no invertía, estaba obsoleta". Y agregó el sindicalista: "Sabemos cómo se maneja esta empresa y que todo lo que hace responde a razones estratégicas y relacionadas puramente con la economía".