Energías de Portugal (EDP) ha culminado estos días una revisión general del grupo 2 de la central térmica de Aboño, instalación que por el momento tiene asegurada su continuidad debido por su condición estratégica para preservar el suministro eléctrico a la industria asturiana más intensiva en consumo. La intervención ha incluido algunas mejoras mediambientales y para modernizar equipos, explicó la compañía.

Los trabajos, en los que han participado 900 personas y numerosas empresas auxiliares, han supuesto una puesta a punto del mayor de los dos grupos generadores (561 megavatios) que forman el complejo de Aboño, una de las mayores térmicas de carbón del país. Junto a las tareas normales de examen y reposición de equipos, EDP ha digitalizado la sala de control de la central. Asimismo, se ha realizado una inversión para mejorar la eficiencia de los electrofiltros que se utilizan para aminorar la contaminación por emisiones de partículas en suspensión.

La inversión realizada por EDP en la revisión general y en las citadas mejoras no ha trascendido, si bien la última intervención semejante, realizada en 2016, supuso un desembolso de diez millones de euros.

Los trabajos han coincidido mientras otras térmicas de carbón están cerrando o en vías de hacerlo. Ya están clausuradas las Iberdrola en Langreo y Naturgy enTineo, y EDP tiene en tramitación la desconexión de su central de Soto de Ribera.

Aunque la tendencia general ha sido acelerar los cierres de térmicas de carbón, el de Aboño es un caso singular. El grupo dos permanece activo y por ahora sin fecha concreta de cese por su contribución al suministro a la industria y por el uso parcial de gases siderúrgicos como combustible. El grupo uno será reconvertido para usar esos mismos gases desde 2022, momento en el que podría consumarse la clausura de la otra instalación.