Entre los siete miembros de la junta directiva de la Asociación Nacional de Avalistas y Concursados –una agrupación que tiene sede en Oviedo, pero una clara orientación nacional– llegaron a dar empleo en el conjunto de sus empresas a unas tres mil personas. Eso fue en el pasado. Porque en un momento dado, las cosas se torcieron, sus negocios fueron cayendo hasta que tuvieron que echar el cierre, después de pasar en algunos casos por un traumático concurso de acreedores. La asociación que preside Ángel González, que tenía una compañía de artes gráficas, acaba de cumplir el año con un centenar de socios y aspira a, como mínimo, doblar esa cifra en las próximas semanas. También auguran que las heridas de esta crisis económica van a provocar una avalancha de concurso de acreedores. Su consejo para los que tengan que pasar por ese doloroso proceso es sencillo: “Que no esperen hasta el final para solicitar el concurso, que lo hagan cuando vean que ya tienen dificultades”, señala González. Esperar solo hace que empeore todo.

El caso es que la asociación nació al calor de la llamada ley de segunda oportunidad aprobada en 2015 y que permite a los concursados resarcir sus deudas sin que les queden secuelas. Al final del proceso judicial, gracias a este mecanismo, quedan exonerados, por ejemplo, de todo lo que adeudaban y desaparecen de las listas de morosos en las que, muy seguramente, habían entrado. Los jueces asturianos están siendo muy favorables a dar la razón a los empresarios que tienen que pasar por todo este mal trago. “No conozco ninguno de estos procesos judiciales que no se haya solucionado favorablemente”, agrega el abogado Jorge Álvarez de Linera, asesor de la asociación.

La agrupación cumple su primer año de vida con un centenar de socios, que espera duplicar en breve

Los primeros datos tras la desescalada sobre la evolución de los concursos de acreedores comienzan, señala Ángel González, a ser llamativos y “a ser preocupantes”. Solo durante el tercer trimestre del año hubo 40 empresas de la región que pidieron suspender sus pagos porque no podían hacer frente a las deudas. Estaban ahogadas. “Y eso”, recalca Álvarez de Linera, “que está suspendida la obligación de presentar concurso por parte de los acreedores”. Es decir, hay una moratoria –hasta febrero– para que los proveedores que sufren los impagos no puedan solicitar el concurso de acreedores de los deudores. “Muchas están aguantando gracias a los préstamos del ICO”, añade González. “Todas estas dificultades nos van a abocar a que haya un gran número de concursos, en muchos de ellos se podrá llegar a un acuerdo con los acreedores, pero otros muchos también serán de liquidación y la empresa se verá abocada al cierre”, sostiene.

Lógicamente, el del concurso no es un camino sencillo. Aunque, Álvarez de Linera señala que la mayoría de los procesos suelen ser rápidos, no pasan de los seis meses, pero otros pueden enquistarse durante años. Fue lo que le ocurrió a González, cuyo concurso fue millonario, de “varios millones” y muy largo. Tanto que duró más de cinco años. Eso provocó, recuerda, que hubiera maquinaria de la que tenía en su empresa de artes gráficas que fue perdiendo valor por culpa del paso del tiempo. Eso hacía más complicado pagar las deudas que se habían ido acumulando. Recuerda el caso de una máquina que era “de última tecnología” y que le había costado 680.000 euros, pero cuando se quiso liquidar, como no había sido arrancada en cinco años, se vendió por solo 50.000. “Mi forma de redimirme de aquello fue montar la asociación”, dice.

“En otros países como Alemania tienen otra mentalidad, pero aquí cuando una empresa piensa en el concurso de acreedores es porque ya está asfixiada y no tiene otra opción”, explica González, “hay que empezar a pensar en la posibilidad del concurso cuando comienzas ya a tener dificultades con los pagos”. Desde la asociación pretenden dar a los empresarios que tengan que dar ese complicado paso no solo apoyo jurídico, también un respaldo moral. “Queremos que entren en contacto con otras personas que han pasado por situaciones similares y que vean que de una situación así se puede salir”. Con esa idea, y a la vista de que las heridas de la crisis puedan dejar un reguero de concursos en la región esperan llegar pronto a 200 socios.