La industria asturiana sigue transmitiendo señales estadísticas propias de una recesión profunda de la actividad fabril. El sector regional registró en septiembre una caída interanual de la cifra de negocio del 19,7%, resultado que sextuplica el retroceso medio del país (-3,3%) y con el que se encadenan once meses consecutivos de descensos.

La crisis asociada al coronavirus ha profundizado las dificultades de una industria asturiana que ya antes de la pandemia venía acusando problemas de demanda en algunas de sus actividades medulares y también el impacto de cambios estructurales como la inactividad de las térmicas de carbón. La facturación agregada de las fábricas ha registrado intensas caídas interanuales desde noviembre de 2019, agravadas a partir de abril de este año con la pandemia.

Según los datos que ayer divulgó el Instituto Nacional de Estadística, la caída media acumulada en lo que va de año es del 22,1%. Se trata del segundo mayor retroceso de España, por detrás el observado en Baleares (-23,4%) y el peor de los registrados en las regiones de perfil industrial.

La crisis fabril tiene gran hondura en el conjunto el país, con una caída media acumulada de la cifra de negocio superior al 14%. Y es particularmente grave en dos de los territorios con mayor tradición industrial: Asturias (-22,1%) y País Vasco (-19,5%).

Tal situación coincide con dificultades en la siderurgia asturiana, a las puertas de un ajuste en la división de productos largos de ArcelorMittal, y con el sector energético jibarizado por el proceso de descarbonización. Lo refleja otro dato que ayer aireó la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI): la producción del subsector eléctrico de la región fue en septiembre un 40% inferior a la de hace dos años, antes de que se consumaran los cierres de térmicas.