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Las previsiones económicas son favorables a España, que podría liderar la recuperación

La economía nacional, muy propensa a comportamientos pendulares, ya lo hizo el pasado trimestre, cuando encabezó el rebote tras Francia

El parlamento europeo.

“La recuperación posterior de la economía española será más intensa que la de la eurozona”, aventuró el Banco de España el 8 de junio. Un mes después, el 7 de julio, el Fondo Monetario Internacional (FMI), se apuntó a la misma tesis: Francia y España serán, dijo, las economías que más reboten en 2021, junto con Croacia y Eslovaquia, con avances del 7,1% en España frente al 6,1% en la UE y el 5,8% en la eurozona. El 13 de octubre el FMI mantuvo su tesis: España será, entre los grandes países, el que más se desplome en 2020 y el que más se recupere en 2021.

La Comisión Europea participa de una creencia similar aunque con otro calendario: el 5 de noviembre pronosticó que España crecerá en 2021 en línea con los socios tras desfondarse previsiblemente el 12,4% este año, y que liderará la expansión en 2022, sólo por detrás de Malta. Y el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs aún fue más optimista el 11 de noviembre porque ve a España creciendo el año que viene al 7,1% y al 6,4% en 2022, por delante de sus socios y también de la media mundial: 6% en 2021 y 4,6% en 2022.

La singularidad española, caracterizada por graves desfondamientos seguidos de súbitas recuperaciones como las que se vivieron en los años 60, 1985-1992, 1993-2007 y 2014-2019, hacen factible que estos presagios pudieran llegar a materializarse a expensas de cuán dura sea la actual ola de la pandemia, de que no haya otras oleadas, de que las vacunas lleguen pronto, de que se desbloqueen los fondos europeos extraordinarios y que España sepa aprovecharlos, de que los ERTES, líneas ICO y otras medidas de amparo mantengan en vida latente hasta entonces el tejido productivo más golpeado y que la crisis de la economía real no derive en financiera y soberana.

La tradicional capacidad de España para los derrumbes estrepitosos y las fuertes recuperaciones volvió a evidenciarse este año: fue el país de las grandes economías europeas que más se desplomó en el segundo trimestre con los confinamientos (-18,5%) y el segundo que más rebotó tras Francia con la reapertura de la actividad en el tercer trimestre: +16,7%.

“La economía española tiene una gran fortaleza en cuanto se controlan los brotes del virus"

Nadia Calviño - Ministra de Economía

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“Tengo una enorme confianza. España siempre sorprende para bien”, argumentó el exministro y vicepresidente del BCE Luis de Guindos el 17 de septiembre. Y su excompañero de gabinete Cristóbal Montoro aseveró el 3 de noviembre que España siempre “vence a los peores pronósticos”. Ese mismo día la ministra de Economía, Nadia Calviño, dijo: “La economía española tiene una gran fortaleza en cuanto se controlan los brotes del virus”. Aun así, es previsible que el país no logre recuperar hasta fines de 2022 o inicios de 2023 el nivel de PIB de 2019.

A España le urge volver a los niveles pre-Covid para restañar destrozos y atajar el paro. Pero, más allá de ello, le impele aprovechar la recuperación y los fondos que provengan de Europa para acometer una transformación que le exima de un comportamiento tan pendular y extremista, inherente a su especialización sectorial. Cada país hace lo que sabe y puede hacer, según sus capacidades, y sobre ello debe actuarse. No se trata de renunciar a nada de lo que se tiene sino de aspirar, además, a aquello de lo que no se dispone suficientemente y que es propio de economías con mayor solidez, peso industrial, valor añadido y capacidad de resistir las adversidades cíclicas.

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