Tal desfase alcanzó un nuevo récord en términos absolutos durante el último año, según datos del organismo gestor del sistema de pensiones: el gasto en prestaciones contributivas alcanzó los 4.803,2 millones de euros, sin contar el complemento a mínimos de las pensiones más modestas, que se sufraga vía Presupuestos Generales del Estado; al mismo tiempo, las cotizaciones por los trabajadores en activo ascendieron a 2.234,9 millones, de modo que el saldo teórico negativo en Asturias es de 2.568,3 millones, unos cien millones más que en 2018.
La citada cantidad es superior a la suma del dinero que en el proyecto de Presupuestos Generales del Principado para 2021 está destinado a sanidad (1.968 millones) y servicios sociales (467,8 millones). El desfase entre gastos e ingresos en Asturias es equivalente además a casi el 13% del “déficit contributivo” estimado de la Seguridad Social, parámetro que elabora un grupo de investigadores de la Universidad de Valencia y que analiza el balance financiero de las pensiones sin considerar las transferencias que recibe de los presupuestos estatales para preservar los pagos. El déficit así considerado se acercó a los 20.000 millones durante 2019.
El saldo entre cotizaciones y pensiones tiene signo negativo en la mayor parte de España. Sólo en cuatro comunidades autónomas los ingresos regionales alcanzan para cubrir los gastos: Madrid, Baleares, Canarias y Murcia.
El agujero asturiano aumentó en cifras absolutas en 2019 a pesar de que la nómina anual de los pensionistas creció a menor velocidad (4,5%) que los ingresos (4,9%). Estos últimos dependen del dinamismo en la creación de empleo, que determina el número de cotizantes, y del comportamiento de los salarios, con influencia en las bases de cotización.