José Manuel Zapico es el secretario general de CC OO en Asturias. Su sindicato se ha mostrado muy combativo contra el resultado del nuevo estatuto para la industria electrointensiva que la semana pasada aprobó el Gobierno. A continuación, Zapico resume la postura de la central y sus ideas para resarcir a la industria altamente consumidora de energía en la región, tras la decepción generalizada que ha causado este nuevo estatuto en la comunidad.

–¿Qué valoración hace del estatuto aprobado por el Gobierno la semana pasada?

–No solo es una decepción, también un incumplimiento del compromiso que el Gobierno había adquirido con los trabajadores de Alcoa, y que deja a nuestra industria en desventaja con nuestros competidores. Es un agravio que no se puede consentir. La Unión Europea permite establecer mecanismos que compensen el desfase del precio de la luz y hay que exigir esa bajada del coste energético para que los precios sean estables y competitivos. El tema de fondo de todo esto es el sistema eléctrico que tenemos en España, que es un oligopolio formado por cinco compañías y un Gobierno que se pone del lado de los consejos de estas empresas.

–¿Qué consecuencias puede tener para la gran industria asturiana?

–Ahí tenemos el ejemplo de Alcoa. Evidentemente, este desfase en los precios de la electricidad deja en una situación muy vulnerable. El drama lo están viviendo ya los trabajadores y es conocido. Todo esto tiene un efecto contagio que puede afectar a Azsa y Arcelor. Si no hay confianza y un Gobierno central sensible, las multinacionales no van a invertir y cuando este tipo de empresa no invierten de forma periódica, su viabilidad queda en entredicho.

–¿Considera que haya margen para que el Gobierno rectifique o es demasiado tarde?

–Confiamos en que haya rectificación. Hay margen. Y si no la hay, entenderemos que lo que hay es una estrategia en la que la industria no tiene encaje. El problema es que la política industrial de este Gobierno se hace a golpe de improvisación y de titulares de prensa. No hay un plan nacional de industria. España carece de esa estrategia, y pesan más compromisos con una transición acelerada y que no es justa ni con los territorios ni con las personas. Estamos de acuerdo en que hay que hacer frente al cambio climático, pero antes de ocuparnos de los problemas de fin del mundo debemos enfrentarnos a los problemas de fin de mes. La industria necesita modernizarse, pero para eso hace falta tiempo.

–Desde Asturias se está lanzando un mensaje de unidad.

–El consenso generalizado es que el estatuto es una losa, pero es que el Gobierno regional no hizo tampoco los deberes estos dos años. Primero se escudó en Europa y luego en las alegaciones. Barbón tiene que coger la maleta y reunirse con Sánchez para abordar este tema, que no es baladí y que afecta a 10.000 empleos directos, y 30.000 indirectos. Esta es una cuestión de Estado para Asturias, y hay que demostrar con hechos lo que se dice de palabra. Llegó el momento de hacer y no de decir, y hasta ahora no se hicieron los deberes.

–La Comisión Europea dice que cada país miembro es libre de hacer sus propias políticas para abaratar la luz a su industria, ¿qué le parece?

–El propio estatuto deja esa puerta abierta. Dice que mientras que los precios de la UE no sean unitarios pueden establecer rebajas. Se puede hacer si hay voluntad política.

–¿Demuestra todo esto la escasa influencia de Asturias ante Madrid?

–Esto es un zasca en toda regla a la cortina de humo del Gobierno regional y central, y a la incapacidad del Ejecutivo regional de incidir en Madrid.

–¿Pueden, de alguna forma, los fondos europeos para la reestructuración compensar el chasco del estatuto?

–La industria asturiana venía mostrando síntomas de agotamiento por las sucesivas reconversiones. Asturias es agua y carbón, carbón y térmicas, y eso nos hace vulnerables. Los fondos son una oportunidad histórica ahora que Europa cambia la política de recortes por la de inversión pública. Hay que aprovecharlo. Que vengan muchos o pocos fondos va a depender de Asturias, de la iniciativa privada y de la capacidad de la administración pública de presentar proyectos solventes. Quien haga los deberes podrá traer más recursos. Es una prueba de fuego. Me consta que en el ámbito energético Asturias será capaz de presentar proyectos solventes, pero tenemos más dudas en otros sectores.

–¿Hacia dónde deberían orientarse esos fondos?

–A proyectos planificados en el territorio que las administraciones coordinen, y cuyos recursos no sustituyan a los ordinarios, que estén pegados al territorio, que aprovechen los recursos autóctonos y que tengan en cuenta las características demográficas y de formación de la población, que sean recursos destinados a la restauración del medio ambiente, a nuevas aplicaciones del carbón, a la fabricación de componentes, y a cuestiones relacionadas con la agricultura, la ganadería y el turismo. Todo lo digital puede dar un buen salto. El teletrabajo y la conectividad tienen que ser también estratégicos.