El proyecto común de fusión por Unicaja Banco y Liberbank contó el pasado martes con el respaldo de todos los miembros de los consejos de administración de ambos bancos, salvo Ángel Rodríguez de Gracia, consejero delegado del banco andaluz, quien se abstuvo invocando un conflicto de interés personal.

El proyecto de fusión establece que el malagueño Manuel Azuaga, presidente ejecutivo de Unicaja Banca, mantendrá este mismo cargo hasta 2023 y con las mismas competencias que ahora tiene, momento en el que está prevista su jubilación y en el que, por imperativo del Banco Central Europeo (BCE), su sucesor en la presidencia perderá, en beneficio del consejero delegado, las facultades ejecutivas que ahora tiene asignadas la presidencia.

En el pacto entre ambos bancos se establece a su vez que el consejero delegado de Unicaja Banco será el asturiano Manuel Menéndez, aunque en 2023 su continuidad –que ya no se veta “per sé”– deberá ser revaluada por el consejo de administración junto con el traspaso de competencias del presidente al nuevo primer ejecutivo.

Aunque en medios de la fusión siempre se dijo que existe la intención de contar con los servicios del el actual consejero delegado de Unicaja Banco, Ángel Rodríguez de Gracia, los negociadores y el documento final del acuerdo no precisan las competencias y cargo que desempeñará una vez que Menéndez ocupe su lugar.

Nacido en Mora (Toledo) en 1955, Rodríguez de Gracia es economista y fue nombrado consejero delegado de Unicaja Banco en junio de 2019, un mes después de la ruptura de las conversaciones entre Unicaja y Liberbank para la fusión que fracasó ese mismo año. Cuando relevó al hasta entonces consejero delegado (Enrique Sánchez del Villar), Rodríguez de Gracia era director general de Recuperación de Activos y del negocio no estratégico y llevaba 27 años en el grupo, al que se incorporó en 1992 y donde ocupó diversas responsabilidades. Antes había trabajado en Arthur Andersen, Finamersa y Caja General de Ahorros de Granada.