Thyssenkrupp Elevator, el grupo propietario de dos centros de producción de escaleras mecánicas, pasillos rodantes y pasarelas aeroportuarias en Mieres y un centro de innovación en Gijón, culminó el pasado ejercicio fiscal –en el que se materializó su desvinculación de la multinacional metalúrgica alemana homónima– con estabilidad en los beneficios y la facturación –en los que se produjo un pequeño avance– pese a la grave crisis económica internacional causada por la pandemia.

Thyssenkrupp Elevator, propiedad desde agosto de un consorcio liderado por los fondos de inversión Advent International y Cinven, que pagaron 17.200 millones a la multinacional Thyssenkrupp por su negocio más rentable, registró unas ventas de 7.915 millones de euros en su ejercicio fiscal 2019-2020, finalizado el 30 de septiembre. Este volumen de negocio, aunque representa una cifra análoga respecto a los 8.000 millones de ingresos obtenidos en 2018-2019, supone un aumento del 1% una vez ajustada las ventas a los efectos de los tipos de cambio de las divisas en la que realiza sus operaciones. La compañía tiene clientes en más de 100 países.

La empresa de elevadores y otros medios de movilidad no precisó el beneficio del ejercicio, aunque anunció que había “aumentado ligeramente” sobre el ejercicio precedente, “debido principalmente al desarrollo positivo que ha experimentado la compañía en Norteamérica y China”. El año anterior el área de negocio de Thyssekrupp Elevator había declarado un beneficio operativo de 907 millones de euros.

Peter Walker, consejero delegado de Thssenkrupp Elevator, dijo que el cierre del pasado ejercicio supone “un buen comienzo para la creación de valor como compañía independiente”. “Ahora”, añadió, “es el momento de ir más allá y reforzar nuestra posición en el mercado”.

La compañía acaba de potenciar su implantación en EE UU con la toma de control plena de la sociedad Braun Thyssenkrupp, una alianza compartida desde 2005 al 50% con el socio local Braun Elevator, de Wisconsin, con sesenta años de experiencia en el sector. Previamente –a comienzos de 2020, aún bajo dominio de la multinacional alemana Thyssenkrupp– el grupo había adquirido, en su apuesta por el mercado norteamericano, la canadiense Winnipeg Elevator.

El pasado diciembre, Thyssenkrupp Elevator anunció la integración de su plataforma digital Max en todos sus nuevos ascensos y escaleras mecánicas para favorecer un “transporte urbano más seguro y rápido”.

Con más de 50.000 profesionales en más de un centenar de países, tiene en España más de 2.700 operarios, 70 delegaciones y fábricas en Baíña y La Pereda (Mieres), Móstoles (Madrid) y Andoain (Guipúzcoa), así como un centro de investigación, innovación y desarrollo en Gijón.