La dirección de ArcelorMittal y los sindicatos decidieron ayer dejar aparcado, a la espera de abrir una nueva negociación, el ajuste en la acería de Veriña (Gijón) –que el pasado viernes fue rechazado por la asamblea de trabajadores del taller– y sacar adelante el plan de productividad para salvar la división de largos y en el que se incluye un recorte de empleo en el tren de alambrón, una reorganización en el de carril y una serie de inversiones para incrementar la producción de la acería y mejorar su mantenimiento.

En el encuentro, la empresa y los sindicatos analizaron detenidamente los resultados de la consulta de la pasada semana, en la que el “no” al recorte de 14 empleos en la acería se impuso con más de un 60%. La propia dirección de la siderúrgica pidió ayuda a los sindicatos para que aporten ideas sobre cómo reconducir la situación de este taller clave para la multinacional en Asturias, y del que depende directamente la actividad de uno de los dos hornos altos de Gijón.

Para hoy está previsto que la empresa y los sindicatos firmen oficialmente el acta que dará impulso al plan de productividad de largos. El acuerdo incluirá la amortización de cinco empleos en alambrón, una reorganización de turnos en carril y fijará el objetivo de producción de la acería gijonesa para este año en 700.000 toneladas, muy cerca de su máxima capacidad. Y es que la multinacional no tiene malas perspectivas para este 2021, al menos para la primera mitad del año, en la que está garantizado que los dos hornos altos de Veriña funcionen casi a pleno pulmón para atender la demanda de los clientes.

En el caso de la acería la multinacional había plantado la amortización de 14 empleos (9 menos de lo inicialmente previsto), pero su propuesta fue rechazada por los trabajadores. Los sindicatos le transmitieron a la dirección de la empresa que la plantilla quiere más medidas que garanticen la viabilidad del taller.