“Es otro clavo en el ataúd”. Con esa contundencia valoró Andrés Barceló, secretario general de la Asociación de Empresas Productoras de Acero (Unesid), el anteproyecto de ley impulsado por la ministra Teresa Ribera con el que pretende dar un giro al mercado energético. Sacará del recibo las primas a las renovables –con las que se financia el despliegue de estas energías limpias– y se las cargará a eléctricas, petroleras y compañías gasistas a través de la creación de un fondo. Estas empresas repercutirán la tasa a sus clientes y los más perjudicados serán los grandes consumidores, como la industria siderúrgica

La luz roja de alarma se ha vuelto a encender en la industria asturiana. Unesid, asociación a la que pertenece ArcelorMittal, acaba de presentar alegaciones al anteproyecto con la intención, dijo Barceló, “de intentar que el Gobierno rectifique”. “La siderurgia es uno más, pero habrá otros muchos sectores que se vean perjudicados”, sostuvo. Entre ellos, algunos de los que se vieron beneficiados por las ayudas del estatuto para la industria electrointensiva, que abrió la mano de estas ayudas a sectores como la industria papelera o la de la cerámica. “El Gobierno nos cambia el sistema, pero no ha hecho, o al menos en el documento no figura, un análisis de los efectos que estos cambios pueden tener para la gran industria”, señaló Barceló, que auguró una subida de la factura de la luz, pero sobre todo la del gas, que usan las grandes compañías para alimentar sus hornos.