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El fiasco del estatuto: la industria francesa ya paga por la luz la mitad que la asturiana

Las compañías urgen al Gobierno a regular la ayuda por interrumpibilidad después de que en enero se produjera un “riesgo serio” de apagón

Uno de los dos hornos altos de ArcelorMittal en Veriña (Gijón). | Juan Plaza

La primera factura de la luz que tendrán que abonar este año las grandes empresas asturianas ya incluirá alguna de las exiguas medidas que recogía el estatuto de las industrias electrointensivas, y el fiasco va a ser mayúsculo. La advertencia la hace la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía –a la que pertenecen ArcelorMittal, Asturiana de Zinc (Azsa) y Alcoa– y que ha actualizado su estudio sobre precios de la electricidad en España, Francia y Alemania incluyendo ya los pequeñísimos recortes que recoge el estatuto que el Gobierno nacional aprobó el 15 de diciembre. Las rebajas son mínimas, como ya había advertido la industria. Y, lo peor de todo, señala esta organización, es que la comparación con lo que ocurre en los países del entorno comienza a ser preocupante. Especialmente con la vecina Francia. La gran industria gala pagará menos de la mitad por la luz que la asturiana. El hueco no solo no se ha reducido respecto a antes de la aprobación del estatuto, se ha agrandado.

AEGE ha incorporado en su estudio sobre la factura eléctrica las dos rebajas principales incluidas dentro del estatuto. Por un lado, las ayudas sobre los costes de compensación del CO2 y que suponen un alivio en el recibo de solo seis euros por cada megavatio hora consumido. Es la mitad de la rebaja que tienen las industrias francesas y alemanas. Esta compensación viene incluida dentro de los Presupuestos Generales del Estado y supone el reparto de 170 millones de euros entre todas las grandes empresas españolas a lo largo de este año. “Lo que recibirá cada una dependerá de su tamaño, nosotros hemos optado en el estudio por hacer los cálculos con la cuantía máxima”, aclara el director general de la asociación de grandes consumidores de energía, Fernando Soto. Y por el otro lado, están las llamadas compensaciones para la financiación de las energías renovables, y cuyo recorte a la hora de la verdad en la factura es mínimo. De apenas unos céntimos (0,54) para aquellas que más consumen, pero que, sin embargo, pueden llegar hasta los seis euros de rebaja para los que gastan menos en electricidad. Paradójico. Sumadas todas estas rebajas no alcanzan para meterle mano a la brecha con Francia ni con Alemania, sostiene AEGE. Más bien todo lo contrario, con los primeros las diferencias se han agigantado durante estas últimas semanas.

El precio de la luz

España. El precio que se paga en el mercado eléctrico español -antes de todos los impuestos y tasas- es de 51,83 euros por megavatio hora, una cantidad que no está lejos del coste en Alemania (48,39).

Alemania. La industria germana tiene también suculentos descuentos en su recibo eléctrico, pero es también la que menos paga en concepto de impuestos. Solo un euro por megavatio hora.

Francia. Las empresas francesas tienen suculentos descuentos en su factura, de hasta 13 euros por megavatio hora en compensación por sus emisiones de CO2 y de 2,5 en concepto de interrumpibilidad.

El precio de la luz

España. El precio que se paga en el mercado eléctrico español -antes de todos los impuestos y tasas- es de 51,83 euros por megavatio hora, una cantidad que no está lejos del coste en Alemania (48,39).

Francia. Las empresas francesas tienen suculentos descuentos en su factura, de hasta 13 euros por megavatio hora en compensación por sus emisiones de CO2 y de 2,5 en concepto de interrumpibilidad.

Alemania. La industria germana tiene también suculentos descuentos en su recibo eléctrico, pero es también la que menos paga en concepto de impuestos. Solo un euro por megavatio hora.

El precio de la luz

España. El precio que se paga en el mercado eléctrico español -antes de todos los impuestos y tasas- es de 51,83 euros por megavatio hora, una cantidad que no está lejos del coste en Alemania (48,39).

Francia. Las empresas francesas tienen suculentos descuentos en su factura, de hasta 13 euros por megavatio hora en compensación por sus emisiones de CO2 y de 2,5 en concepto de interrumpibilidad.

Alemania. La industria germana tiene también suculentos descuentos en su recibo eléctrico, pero es también la que menos paga en concepto de impuestos. Solo un euro por megavatio hora.

El barómetro realizado por esta asociación señala que la factura de la gran industria regional –con las nuevas medidas del estatuto ya incorporadas– ascendía a uno de febrero a 59,78 euros por megavatio hora. Es más del doble que lo que pagaron durante enero sus competidores asentados en Francia, cuyo recibo ascendía a 28,56 euros. Con quien sí que se ha recortado algo la diferencia es con las compañías germanas, aunque el hueco en la factura continúa siendo importante. Las grandes industrias asentadas en Alemania abonaban a 1 de febrero 35,61 euros por cada megavatio hora. Son catorce menos que las asturianas. La industria ya había puesto el grito en el cielo tras conocer las medidas incluidas en el estatuto y había alertado de que iban a ser totalmente inofensivas para conseguir hacer a estas empresas más competitivas frente a la feroz competencia que tiene dentro de Europa. Al lado de casa.

Fernando Soto asegura que ahora la industria anda también mosca por el enorme retraso que está sufriendo la puesta en marcha del mecanismo que sustituya al antiguo sistema de interrumpibilidad –suspendido desde junio–, unas subvenciones que cobraban las grandes empresas por desconectarse de la red en momentos de sobrecarga del sistema, para evitar un problema gordo. “No sabemos nada del tema, la semana pasada le pedimos explicaciones al Gobierno, pero aún estamos esperando la respuesta”, explica.

De hecho, dice que el asunto ya comienza a urgir porque en enero hubo un problema de sobre carga en la red. “El problema fue serio”, resalta. Ocurrió, relata, el 8 de enero, durante aquellos días en la que el mal tiempo provocó que las energías renovables no aportaran todo lo que debían al sistema eléctrico y fuera necesario poner a producir a las centrales térmicas, más contaminantes y más caras, lo que hizo subir el recibo. Soto asegura que lo que se hizo en otros países fue activar el mecanismo de interrumpibilidad y desconectar a las grandes compañías de la red –a cambio de una compensación económica suculenta– para evitar un problemón. “¿Qué hubiera pasado aquí si las líneas de conexión con Francia se hubieran desconectado?”, plantea Soto.

ArcelorMittal da por superada la crisis del covid-19 en Europa

ArcelorMittal ya tiene funcionando a pleno pulmón los 14 hornos altos que posee repartidos por Europa. Todos están produciendo después de que hace unos días arrancara el que tiene en Gante (Bélgica) que había estado parado durante varios meses –desde septiembre– para someterse a unas ambiciosas obras de mejora. Incluso, tal es el nuevo pulso de la siderúrgica, la mayor empresa de Asturias por facturación y empleo ha tenido que arrancar uno de los hornos altos de la gigantesca planta que comparte en Tarento con el Gobierno italiano para poder atender a la creciente demanda. El único que no ha vuelto a la vida tras el parón por el coronavirus –y porque no lo va a hacer jamás– es el que la multinacional del acero tenía en la localidad polaca de Cracovia y al que echó la persiana ya a comienzos de octubre debido a los elevados costes energéticos del país, alegó. La infección económica del covid-19, que se había traducido en un derrumbe de la demanda de sus productos, había obligado a la multinacional a parar la producción en su horno alto “A” de Veriña (Gijón) allá por el mes de abril. Estuvo en el dique seco durante cinco meses, hasta finales de septiembre cuando arrancó al mínimo y con muchos condicionantes ya que por aquel entonces la demanda no era tan vigorosa como lo es ahora mismo. De hecho, se puso en marcha para atender los pedidos que no iba a poder atender el de Gante durante su remodelación. Desde entonces para acá la situación ha dado un giro radical. La multinacional sí que tiene ahora producción suficiente como para mantener funcionando sus catorce hornos europeos. Las instalaciones fabriles asturianas, de hecho, están produciendo a pleno pulmón y tiene la cartera de pedidos repleta al menos durante todo este primer semestre del año. “Volvemos a ser la joya de la corona del grupo en Europa”, señalaba estos días un representante sindical. En unos días, además, está previsto que la multinacional culmine la reconstrucción de la segunda fase de las baterías de coque de Gijón, una instalación clave para el mantenimiento de la actividad siderúrgica en Asturias.

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