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Exministro de Trabajo

Manuel Pimentel: “La reforma laboral del PP nos acerca a Europa, derogarla no tiene ningún sentido”

“El Gobierno está más preocupado de debates políticos e ideológicos que de la gestión de la economía, lo contrario que en otros países”

Manuel Pimentel.

Manuel Pimentel Siles (Sevilla, 1961) fue ministro de Trabajo entre 1999 y 2000 en el Gobierno de José María Aznar. Es, además, empresario (tiene una editorial en Andalucía), escritor (cuenta con nueve novelas publicadas y tres libros de relatos) y presentador de televisión. Mañana impartirá una clase a los estudiantes del máster en Administración y Gestión de Empresas de la Cámara de Comercio de Oviedo sobre gestión del talento. En las siguientes líneas reflexiona sobre el futuro económico y sobre el mercado laboral español, que tan bien conoce.

–¿Cómo cree que puede evolucionar la economía española en este incierto 2021?

–Va a depender de dos factores fundamentales. El primero es la evolución de la epidemia. Y el segundo las medidas que vayamos tomando tanto políticas como económicas. Del primer factor no puedo hablar porque no soy epidemiólogo, pero mi apuesta personal es que la situación irá mejorando sensiblemente a partir de abril y que el próximo otoño será mejor que el pasado. Soy razonablemente optimista. En cuanto a las normas, no soy tan optimista porque voy viendo cómo cada día se les ponen nuevas cargas a las empresas y a la actividad económica, no hay ninguna medida para favorecerla. Eso tendrá un coste en empresas y en autónomos, porque están sufriendo. Salvo, y creo que esa sí ha sido una buena medida, los ERTE, que queramos o no han ayudado a sobrellevar esta situación.

–¿Y las ayudas a la actividad para los negocios obligados a cerrar?

–Para la política española, la actividad económica no es importante. Para otros países, sus empresas, sus trabajadores, sus sectores económicos son mucho más importantes. En España el Gobierno está más preocupado en debates políticos e ideológicos de otro tipo que de la gestión de la economía. Y prueba de ello es que dedican recursos a temas que no tienen nada que ver con la economía, mientras que otros países se dedican sin pudor ninguno a invertir en sus empresas, en sus autónomos y en sus trabajadores.

–¿Qué pasará cuando se acaben los ERTE?

–Los ERTE han sido positivos, pero es una medida que no se puede prolongar en el tiempo. Habrá que ir graduándola, aceptando que las empresas que no tengan otra opción puedan ir reduciendo personal paulatinamente. Eso ajustaría una economía, que ahora mismo está totalmente subvencionada, a una más real. Espero que parte de ese empleo se pueda recuperar una vez que la epidemia remita.

–¿Qué factura puede dejar esta crisis a un país como España?

–Puede dejar una herida severa. Estamos perdiendo economía, y no estamos compitiendo en la era digital que se abre. Nuestra adaptación es evidente, pero insuficiente comparada con la de otros países. Y esperemos que la crisis que hoy es epidémica no termine convirtiéndose en una crisis de solvencia.

–Algunos países ya han advertido que van a tener complicado pagar la deuda.

–Será un tema para acordar entre todos los países europeos. Ya estamos llegando a unos niveles altos de deuda, empezando por Italia, que está todavía peor que nosotros. Basta con que suban un poco los tipos de interés para que entremos en una insolvencia práctica. Ahí tenemos un gravísimo problema del que nadie habla, pero que tarde o temprano dará la cara.

–¿Se fía demasiado la recuperación a los fondos europeos?

–La cuantía es muy respetable. Ahora lo que es importante es que los gestionemos bien, que los orientemos de verdad a economía productiva y no a gasto corriente o a incrementar estructuras que luego no podemos mantener. Tampoco hay que olvidar que este dinero va a estar condicionado a una serie de reformas. Vamos a ver a lo que está dispuesto el Gobierno, y ese es un debate que se está obviando ahora mismo.

–Se plantea derogar la reforma laboral del PP.

–La reforma laboral del PP nos acerca a Europa, a lo que tienen los países del centro o del norte del continente. Quitar esa reforma para volver al Estatuto de los Trabajadores que se aprobó hace cuarenta años no tiene ningún sentido. La economía de hace cuarenta años no es la de ahora. Mientras que los demás países van avanzando, nosotros volvemos a mirar atrás y no se crearía más empleo.

–Los sindicatos exigen subir el salario mínimo, ¿cómo lo ve?

–Es un debate complicado. Pero si la economía cae, los beneficios caen, el PIB cae, la recaudación fiscal cae, subir el salario mínimo no es una prioridad y si se sube debería ser de forma muy simbólica. El año pasado ya subió un 22%, creo que el Gobierno ha hecho bien dejando pasar el asunto por ahora y el año que viene ya lo volveremos a plantear en función de cómo esté la economía.

–¿Ve a Asturias preparada para afrontar esta crisis?

–Asturias tiene sus propias singularidades. Solo podrá crecer si logra retener el talento joven y si ese talento se vuelca en la economía de crecimiento y valor, que es la digital, la denominada 4.0. Si eso no se logra, pues Asturias languidecerá y con el problema de envejecimiento de la población que tiene las dificultades se acentuarían aún más.

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