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Asturias dependerá de otras regiones para abastecer de luz a su gran industria

El cierre de las térmicas sin alternativa rápida de renovables hará que la región se vuelva importadora de energía y sin contar con más conexiones

Torres de alta tensión en Avilés

Asturias, la región que concentra más industrias intensivas en consumo de electricidad, dejará de ser exportadora de energía y empezará a ser muy dependiente de las interconexiones con otras regiones, que no aumentarán porque el Ministerio para la Transición Ecológica ha decidido dar carpetazo al proyecto de la línea Sama-Velilla.

El Gobierno ha sacado a información pública la Planificación de la Red de Transporte de Electricidad 2021-2026. En el documento se hace un análisis de las nuevas necesidades de la red debido a la sustitución de la energía generada por las centrales de carbón –cuyo cierre prevé antes de 2026– y ciclo combinado por la proporcionada por las instalaciones de renovables, que provocará “no sólo un cambio en las tecnologías de generación sino también en la ubicación de los principales puntos en que se inyecta” esa producción. Sin embargo, lo que no cambiarán son los principales puntos de consumo en España, con lo que “aparecen nuevos flujos de transporte de energía desde las grandes cuencas de renovables hacia las zonas de concentración del consumo eléctrico”, señala el documento de Transición Ecológica, que añade que aumentan las horas en las que se invierten los hasta ahora habituales flujos de transporte eléctrico Norte-Sur y Oeste-Este por flujos Sur-Norte y Este-Oeste debido a la expansión de la energía fotovoltaica y eólica.

Esos cambios afectan de lleno a Asturias, donde el año pasado ya se cerraron las térmicas de carbón de Lada y Narcea y se solicitó el cierre de Soto de Ribera. Esas clausuras no se han acompasado con un desarrollo equivalente de instalaciones renovables, con lo que ha menguado la capacidad de generación de Asturias sin que se haya producido una fuerte caída de la demanda de energía, concentrada en la gran industria electrointensiva que precisa de calidad y seguridad en el suministro. El documento de Transición Ecológica identifica “zonas de la red cuyo balance generación-demanda se modifica significativamente pasando a ser más importadoras como Asturias, País Vasco o Cataluña mientras otras pasan a constituirse como netamente exportadoras como Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha o Extremadura”.

Los nuevos flujos de transporte de energía

Los efectos de la expansión de renovables y el cierre de las térmicas

Equilibrio en el

intercambio de

electricidad

Desequilibrio en el intercambio de electricidad (dirección del flujo principal)

Los nuevos flujos de transporte de energía

Los efectos de la expansión de renovables y el cierre de

las térmicas

Desequilibrio en el intercambio de electricidad (dirección del flujo principal)

Equilibrio en el

intercambio de

electricidad

Los nuevos flujos de transporte de energía

Los efectos de la expansión de renovables y el cierre de las térmicas

Equilibrio en el

intercambio de

electricidad

Desequilibrio en el intercambio de electricidad (dirección del flujo principal)

Asturias dependerá, por tanto, de la producción energética de otras regiones para garantizar el abastecimiento a su gran industria. Mientras que no se desarrollen las renovables, las interconexiones con otras regiones serán claves, pero no aumentarán puesto que en la Planificación de la Red de Transporte de Electricidad 2021-2026 no figura el proyecto de la línea Sama-Velilla. No aparece ni en el listado de actuaciones a desarrollar con posterioridad a 2026.

Asturias será, junto con Cantabria y La Rioja, la región con menor inversión en mejora de la red. El plan incluye finalizar la compactación de líneas en la subestación de Soto de Ribera, actuaciones de apoyo a la red de distribución –ampliación de la subestación de Pesoz y nueva de Ortiguero con una inversión de 8 millones– y el refuerzo de la red de 400 kV en el centro de Asturias –nueva subestación Gozón y nueva línea Gozón-Soto de Ribera con una inversión de 31 millones– . Esta última actuación es clave para evitar sobrecargas en la red en Avilés y Gijón –donde se concentra la industria electrointensiva–, que hasta ahora se salvaban con la entrada en operación de la térmica de Aboño.

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