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Suecia pone en marcha la acería “verde” que quiere Asturias: cuesta 2.500 millones

La planta siderúrgica sin emisiones, que usa hidrógeno, tiene entre sus inversores al fabricante de camiones Scania y al fundador de Spotify

Tren de carril de la acería de Arcelor.

Suecia pondrá en marcha la primera planta siderúrgica sin emisiones a gran escala del mundo. Es un proyecto basado en hidrógeno “verde” similar al que anhela Asturias para garantizar la continuidad de un sector que sostiene 5.000 empleos directos en la región. La acería “verde” sueca costará 2.500 millones de euros. Una inversión de esa magnitud solo es comparable en Asturias a la obra de la variante ferroviaria de Pajares, que acabará costando 3.845 millones.

La industria del acero es uno de los mayores emisores de CO2 del mundo y en Europa está obligada a reducir drásticamente sus niveles. Las plantas que no introduzcan mejoras medioambientales estarán condenadas a desaparecer y las menos eficientes son las últimas en la cola de las inversiones. La división de productos largos de ArcelorMittal en Gijón (con su acería y sus trenes de alambrón y carril) está en números rojos y su viabilidad (de la que depende aguas arriba uno de los dos hornos altos de Veriña) ha sido puesta en cuestión en varias ocasiones por la multinacional. Los gobiernos de Asturias y de España pretenden mitigar “el riesgo cierto de deslocalización” (palabras utilizadas por el consejero de Industria, Enrique Fernández) y mantienen “continuo contacto” con la cúpula de ArcelorMittal. El planteamiento de las administraciones pasa por intentar aprovechar los fondos europeos de reconstrucción para modernizar y descarbonizar la acería de Gijón.

En paralelo, el Gobierno del Principado junto con diferentes empresas está promoviendo el desarrollo de plantas de producción de hidrógeno “verde” (ya hay al menos cuatro proyectos) para abastecer a la industria. El gran cliente potencial es ArcelorMittal.

Los dos caminos conducen a la creación de una acería “verde”, una instalación alimentada por hidrógeno obtenido con fuentes renovables que produciría acero sin emisiones de CO2. Es, exactamente, lo que ya se está poniendo en marcha en Suecia. La sociedad H2 Green Steel construirá en la región de Boden-Lulea, en el norte del país, la primera acería a gran escala del mundo libre de combustibles fósiles. El complejo, que incluye una planta de hidrógeno “verde”, comenzará la producción en 2024 y en 2030 prevé llegar a los 5 millones de toneladas de acero, producción similar a la que tiene ArcelorMittal en Asturias.

“Queremos acelerar la transformación de la industria siderúrgica europea. La electrificación fue el primer paso para reducir las emisiones de dióxido de carbono de la industria del transporte. El siguiente paso es construir vehículos con acero de alta calidad libre de combustibles fósiles”, señaló Carl-Erik Lagercrantz, presidente de la junta de H2 Green Steel y fundador de Vargas. Esta compañía de inversión ya impulsó en Suecia la empresa Northvolt, fabricante de baterías, y ahora promueve la acería “verde”, que movilizará una inversión de 2.500 millones de euros y generará 1.500 empleos directos. Vargas ya cuenta con el respaldo financiero del acelerador de innovaciones europeas EIT InnoEnergy y de grandes compañías e inversores suecos, como el fabricante de camiones Scania o el multimillonario Daniel Ek, cofundador del servicio de transmisión de música Spotify. A los 2.500 millones de inversión en instalaciones se sumarán luego los costes de producción de acero con hidrógeno verde, actualmente mucho más altos que con carbón siderúrgico, según los expertos.

Presentación en Madrid del autobús de Alsa propulsado por hidrógeno. | Alsa

Alsa, primera compañía que usa hidrógeno para mover autobuses urbanos en España

El grupo asturiano Alsa ha puesto en circulación el primer autobús que operará en España propulsado solo por hidrógeno. El vehículo de transporte urbano, que fue presentado en Madrid, es de dimensiones convencionales y funciona con una pila de combustible alimentada por hidrógeno que aporta energía a un motor eléctrico que solo emite vapor de agua, es silencioso y tiene gran autonomía. El ovetense Jorge Cosmen, presidente de Alsa, señaló que es “el primer paso para la incorporación de vehículos de hidrógeno a nuestras operaciones”. Alsa pretende generalizar este tipo de vehículos en sus operaciones regionales y de largo recorrido en el plazo de tres años y que su flota sea neutra en emisiones en 2050. El grupo británico National Expres, dueño de Alsa, dejará de comprar autobuses diésel y se ha propuesto que toda su flota sea eléctrica en 2030.

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