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Los accionistas de Liberbank y Unicaja respaldan la fusión ante los retos del sector

Los dos bancos aseguran que la entidad resultante será más sólida, aunque deberá seguir haciendo esfuerzos, y conservará el arraigo territorial

Fusión Liberbank.

Aunque la fusión conllevará un importante ajuste de empleo, que las entidades no han precisado (se han difundido especulaciones que cubren una horquilla muy holgada: de entre 900 y hasta 2.000 excedentes sobre una plantilla conjunta de 9.929 empleados), el sindicato CC OO, principal fuerza sindical de los dos bancos y de la entidad resultante, y que intervino en la junta, expresó el respaldo a la integración porque “no podemos quedarnos al margen de la consolidación del sector”, aunque reclamó que la reestructuración de empleo que conlleve la fusión sea objeto de negociación y acuerdo, y que se eviten medidas unilaterales como las adoptadas en los últimos años en Liberbank y que llevaron a la judicialización de las relaciones laborales. UGT, en declaraciones posteriores, también demandó “un talante negociador”.

Tanto Azuaga como Menéndez se remitieron al compromiso ya anunciado en diciembre de buscar el acuerdo con los sindicatos. Menéndez admitió que “se tomaron decisiones difíciles” en Liberbank durante “el proceso de su transformación” pero sostuvo que “fueron vitales para garantizar la solvencia y llegar a donde estamos”. Sobre el futuro recorte laboral en el banco fusionado expresó su convicción de que las partes serán “capaces de llegar a acuerdos constructivos”.

Gráfico

A juicio de Menéndez, el futuro Unicaja Banco, con un mayor tamaño, más fortaleza, una distribución geográfica equilibrada y el liderazgo en seis comunidades, va a tener “mayor capacidad para afrontar las inversiones necesarias para profundizar en la transformación digital, y para acudir a los mercados y atraer a los inversores en emisiones de deuda y de captación de fondos, para cumplir con los requisitos MREL (mínimo de fondos propios y pasivos elegibles)”.

El grupo resultante de la fusión será el quinto mayor de España (tras Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell), con unos activos de 113.000 millones de euros, 9.929 empleados, 1.608 sucursales, presencia en el 80% del territorio, 4,5 millones de clientes, una cuota de mercado del 4,7% en depósitos y del 4,2% en inversión crediticia y una rentabilidad prevista sobre activos tangibles (ROTE) del 6% en 2023.

Las juntas generales extraordinarias de Liberbank (sucesor de la Caja de Ahorros de Asturias) y Unicaja Banco aprobaron ayer el acuerdo de fusión de ambas entidades, que dará lugar al quinto grupo bancario del país a fines de junio o comienzos de julio, una vez que la operación obtenga, como es previsible que ocurra, la conformidad de los organismos reguladores y supervisores y de las autoridades económicas.

En el caso de Liberbank, la fusión obtuvo el respaldo del 99,88% de las acciones presentes y representadas. En la asamblea participó el 58,83% del capital social de la entidad asturiana. En Unicaja Banco, el respaldo fue algo mayor: 99,99% de los votos, con la participación del 74,69% del accionariado.

Los principales dirigentes de ambos bancos justificaron la unión de ambas entidades como opción estratégica para afrontar “los retos e incertidumbres derivados de un contexto económico-financiero que está generando una presión sin precedentes para la rentabilidad del sector bancario y para la consecución de los objetivos financieros, exigencias que se han visto acentuadas por los efectos de la pandemia”, señalaron Manuel Azuaga y Pedro Rivero, presidentes de Unicaja y Liberbank.

Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank, expresó que la fusión aporta “mayor fortaleza y tamaño”, sin pérdida de la “cercanía y arraigo territorial”, así como una “sólida posición de capital” –que “tras la asunción de los costes de reestructuración y ajustes financieros previstos, será el más elevado entre las entidades cotizadas españolas”– y “niveles más altos en las ratios de cobertura de mora y activos adjudicados, y la segunda menor tasa de morosidad entre los bancos presentes en Bolsa, no obstante lo cual el grupo resultante deberá seguir “haciendo esfuerzos”, dijo, para ser competitivo y afrontar los retos del sector.

Los accionistas de Unicaja Banco, en tanto que entidad absorbente, respaldaron a su vez una ampliación de capital en el banco andaluz por un máximo de 1.075 millones de euros para emitir las nuevas acciones que se utilizarán en el canje por el que los accionistas de Liberbank recibirán un título de Unicaja Banco por cada 2,7705 acciones que posean del banco norteño. Como consecuencia de la ecuación pactada, los actuales accionistas de Unicaja Banco controlarán el 59,5% del banco resultante, que seguirá cotizando en Bolsa y conservará la razón social del grupo malagueño, aunque la marca Liberbank persistirá –al menos transitoriamente– en sus regiones de origen. Los accionistas de Liberbank recibirán el 40,5% de las acciones del futuro Unicaja Banco.

Consejo y dividendos.

La asamblea extraordinaria celebrada en Málaga por Unicaja Banco aprobó asimismo la renovación de su consejo de administración para dar entrada el próximo verano (una vez que se materialice la integración jurídica y societaria de los bancos) a los representantes propuestos por el consejo de administración de Liberbank.

De los 15 miembros que integrarán el futuro consejo, 9 procederán de Unicaja Banco (un consejero ejecutivo, cuatro de la propiedad y cuatro independientes) y 6 de Liberbank: un ejecutivo, tres dominicales y 2 independientes.

“Tendremos más fortaleza y capacidad para afrontar la transformación digital y atraer capital”

Manuel Menéndez

Consejero delegado de Liberbank

Según el reparto de poder, Manuel Azuaga, de Unicaja Banco, seguirá como presidente ejecutivo hasta 2023, a partir de cuya fecha su sucesor carecerá de poderes ejecutivos. El consejero delegado será a partir de este verano el asturiano Manuel Menéndez, actual primer ejecutivo de Liberbank. Los accionistas presentes en el consejero serán la Fundación Bancaria Unicaja por el banco malagueño y la alianza de las fundaciones bancarias Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria, el fondo Oceanwood y el inversor mexicano Ernesto Luis Tinajero por el grupo asturiano.

“Se conciliará el crecimiento del negocio rentable con la cultura de la prudencia”

Manuel Azuaga

Presidente de Unicaja Banco

Las juntas generales ordinarias que los dos bancos celebraron a continuación de las extraordinarias aprobaron sendos repartos de dividendos para remunerar a sus accionistas. Con la limitación impuesta por el Banco Central Europeo (BCE) al sector financiero a consecuencia de la pandemia (permite repartir un máximo del 15% del beneficio), la asamblea de Liberbank respaldó, con el 99,92% de los votos, la propuesta del consejo para distribuir 7,9 millones de euros con cargo al resultado de 2020 y que se abonará antes de la fusión. La junta de Unicaja decidió a su vez el reparto de un dividendo de 16,9 millones en dos tramos, de acuerdo con los términos de la fusión pactados en diciembre por los consejos de administración de los dos bancos: la entidad malagueña remunerará a sus accionistas antes de la integración con 11,5 millones y, una vez que se produzca la absorción de Liberbank, repartirá otros 5,4 millones, de los que 2,187 millones corresponderán a los actuales accionistas de Liberbank (que percibirán así un total de 10 millones) si en ese momento conservan los títulos de Unicaja que reciban en el canje.

Manuel Azuaga, Manuel Menéndez y Pedro Rivero comprometieron la intención del banco fusionado de remunerar en el futuro a sus accionistas con el reparto del 50% del beneficio.

Menéndez sostuvo que la fusión será positiva para los intereses de accionistas, clientes, empleados y la sociedad en general. Permitirá, dijo, “la mejora de la rentabilidad con base en la generación de unas sinergias de costes brutos estimadas en 192 millones de euros anuales (de forma plena a partir de 2023), lo que posibilitará mejorar significativamente la ratio de eficiencia, generar mayor capital de forma orgánica, lograr una sustancial mejora de la rentabilidad y que el beneficio por acción crezca significativamente, permitiendo una mayor capacidad de remuneración al accionista”. Azuaga manifestó que “el crecimiento del negocio rentable” se conciliará con el mantenimiento de “la cultura de prudencia”.

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