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La fusión de Liberbank y Unicaja no es previsible que encuentre grandes objeciones regulatorias

La unión de las entidades necesita del visto bueno del BCE, del Banco de España, de Competencia y del Gobierno, un proceso que se alargará hasta mediados de año

La fusión de Liberbank y Unicaja Banco, pactada en diciembre por sus consejos de administración y respaldada anteayer por sus juntas generales de accionistas, se materializará a fines de este trimestre o comienzos del siguiente, una vez que obtenga las autorizaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), del Banco de España y del Banco Central Europeo (BCE), de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones y de la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.

No es previsible que el proyecto de integración del sexto y décimos bancos del país para crear la quinta mayor organización del sector suscite grandes reparos, una vez que acaba de ser autorizada sin excesivas condiciones la fusión del segundo y cuarto grupos (Caixabank y Bankia), de la que ha emanado el mayor operador en el mercado nacional, y el tercero si se suman los negocios de la banca española en el ámbito interno y en el extranjero.

En el caso de Liberbank y Unicaja concurre, además, –a diferencia del caso de Caixabank y Bankia–, la particularidad de una escasa redundancia y solapamiento de redes y sucursales, con una especialización territorial básicamente diferenciada entre ambos grupos, por lo que, salvo en los casos del norte de Cáceres, Ciudad Real y algo en Toledo, no habrá incrementos apreciables de la posición de dominio. Unicaja, por ejemplo, sólo tiene tres oficinas en Asturias, y Liberbank, muy fuerte en Asturias, Extremadura, Cantabria y Castilla-La Mancha, tiene una presencia muy contenida en territorios con gran posición de Unicaja, como Andalucía y Castilla y León, donde el grupo andaluz absorbió al banco CEISS, heredero de las cajas de España y Duero. En la comunidad de Madrid, en la que están los dos grupos, la suma de ambos está muy lejos del tamaño de otros operadores, por lo que tampoco se aprecia un cambio sustancial en los equilibrios y en las posiciones de dominio.

No es previsible que las autoridades económicas y sobre todo las bancarias (Banco de España y BCE) hagan objeciones en la medida que están siendo grandes impulsores de la concentración sectorial, con llamamientos recurrentes a las entidades para que contribuyan a una mayor consolidación sectorial para fortalecer sus negocios frente a los desafíos de un entorno macroeconómico aún incierto, tipos de interés negativos –y el consiguiente estrechamiento de márgenes–, exigencia de grandes inversiones en transformación digital, cambios culturales en los comportamientos de la clientela en su relación con sus entidades de referencia, exigencias regulatorias al alza, creciente competencia por parte de los nuevos agentes nativos digitales (los llamados neobancos) y de las compañías tecnológicas que se están internando en el negocio financiero (las denominadas “fintech”), y el riesgo de que se dispare la morosidad cuando se retiren las medidas de protección pública a empresas y familias tras la pandemia.

En el caso de las autoridades de la Competencia, tampoco debería haber excesivas cautelas ante una fusión que, aun cuando supone un vuelco en el “ranking” bancario español, no altera la posición de liderazgo de los cuatro mayores bancos en la parte alta de la tabla y solo supone una fuerte sacudida en el tramo de los grupos medianos: el futuro Unicaja Banco (suma de este banco malagueño y del asturiano Liberbank) rebasará por volumen de activos a Bankinter, Kutxabank y Abanca.

La constitución de un quinto grupo con presencia en el 80% del territorio (sólo está ausente de Canarias y Baleares) y con un fortísimo arraigo en seis comunidades (Asturias, Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria y Extremadura) no sólo no restringirá la competencia  por cuya preservación ha de velar la CNMC sino que constituirá por el contrario un factor que la azuce en la generalidad de los mercados regionales sin que la constriña en los seis territorios de origen del grupo porque allí donde es dominante o muy relevante no se producirán incrementos de su posición hegemónica en la medida que Unicaja y Liberbank apenas competían hasta ahora en las mismas plazas.

Es probable en todo caso que la CNMC imponga condiciones similares a las que determinó para el caso de la absorción de Bankia por CaixaBank para evitar eventuales situaciones de poder de mercado. En esta operación, de mucho mayor calado y ambición (el nuevo CaixaBank multiplica por más de seis el tamaño del futuro Unicaja Banco), las autoridades de la Competencia, que llegaron a analizar la concentración bancaria que se produciría y sus posibles efectos distrito a distrito y código postal por código postal, impuso al banco de origen catalán y con sede en Valencia la prohibición, tras integrar al madrileño Bankia, de cerrar sucursales –salvo casos excepcionales y previa autorización de la CNMC– en municipios donde no exista otro competidor con el fin de evitar la llamada exclusión financiera de localidades y colectivos de población, así como la obligación de no alterar las condiciones contractuales que hubiesen pactado los clientes de Bankia. Ambas exigencias deberán cumplirse durante un plazo de tres años. Durante el mismo periodo de tiempo, CaixaBank tendrá que ofrecer sus productos en territorios con escasa concurrencia de competidores en condiciones análogas a aquellos lugares en los que tiene que pelear por la clientela por la elevada presencia de otros operadores.

Estas exigencias, comunicadas a CaixaBank y Bankia por la CNMC mediante un dictamen el pasado 23 de marzo, fueron valoradas favorablemente por ambas entidades. CaixaBank dijo que tales compromisos “no alteraban los objetivos perseguidos por la fusión”.

Las condiciones que previsiblemente se pudieran imponer ahora a Unicaja Banco y Liberbank tampoco parece, en principio, que vayan a torcer la voluntad de los dos bancos de fusionarse.

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