El número de contribuyentes acaudalados aumenta en Asturias. Al menos eso indican los registros del impuesto de patrimonio, fieles medidores de la riqueza en la región si no hay fraude. En Asturias un total de 3.723 residentes presentaron la declaración de patrimonio del ejercicio de 2019 al superar el millón de euros, 148 más que el año anterior. Y para la campaña de 2020, que se inició ayer, la Agencia Tributaria prevé que el número de declaraciones siga en aumento y se eleve a 3.775, lo que supone 52 más, un incremento del 1,4% a pesar de la crisis del coronavirus. No obstante, esos contribuyentes no son totalmente inmunes al impacto de la pandemia. Su patrimonio total se ha reducido y la Agencia Tributaria calcula que la recaudación caerá un 0,6%, hasta 19,64 millones de euros.
En Asturias están obligados a pagar el impuesto de patrimonio los contribuyentes cuyas bases imponibles superen los 700.000 euros. Para calcular esa base imponible se tiene en cuenta el valor de los bienes o derechos del contribuyente, se deducen los gastos (préstamos o hipotecas) y el valor de la vivienda habitual hasta un máximo de 300.000 euros, por lo que puede decirse que, como norma general, los obligados por el tributo son los asturianos que superan el millón de euros de patrimonio.
Desde 2018, el número de declaraciones del tributo no ha dejado de crecer y, a pesar de la crisis del coronavirus, la Agencia Tributaria prevé que en la campaña correspondiente a 2020, que se inició ayer, se produzca un incremento de declaraciones del 1,4% y se alcancen un total de 3.775.
El impuesto de patrimonio es un gravamen de origen estatal que está cedido a las comunidades autónomas, que tienen la potestad de modificar los tipos (como hizo Asturias, que los tiene entre el 0,22 y el 3%), el mínimo exento de 700.000 euros (rebajado a 400.000 euros en Aragón y a 500.000 euros en Cataluña, Extremadura y Comunidad Valenciana, y elevado a 800.000 euros en Álava y Vizcaya) y las bonificaciones. Así, en Madrid la bonificación es del 100%. Es decir, los contribuyentes madrileños con grandes patrimonios no tienen que pagar por su fortuna, lo que supone un imán de atracción para los ricos. No obstante, las fortunas de más de dos millones de euros están obligadas a declararlo, aunque no paguen.
En Asturias, los contribuyentes del impuesto de patrimonio pagaron una media de 5.300 euros en el ejercicio de 2019, según datos de la Agencia Tributaria. En la comparativa con otras regiones, el Principado se sitúa en mitad de la tabla en los pagos del tributo según los ejemplos incluidos en el “Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral 2021” elaborados por el Registro de Asesores Fiscales (REAF) del Consejo General de Economistas. Así un contribuyente asturiano sin ningún tipo de discapacidad con un patrimonio de 800.000 euros (sin tener en cuenta los 300.000 euros exentos de la vivienda habitual) pagará 220 euros de tributo. Si el patrimonio es de 4 millones de euros pagará 41.729 euros y si es de 15 millones abonará 322.825 euros.