La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Job hopping'

Saltos laborales para unos pocos

La 'cara b' de la precariedad: cuando el cambio continuo de empleo es voluntario

Saltos laborales para unos pocos

Patricia Rodríguez (nombre ficticio) tiene 26 años y trabaja desde hace menos de cinco meses como técnico contable en una importante compañía logística. Desde que acabó sus estudios en la universidad, allá por el 2017, ha trabajado para cuatro empresas distintas. Un empleo por año. En todos ellos presentó su carta de renuncia. "No me sentía realizada, no aprendía nada nuevo, esos empleos no aportaban valor a mi carrera", cuenta como respuesta a por qué abandonó sus anteriores puestos. Quizá ni ella misma lo sepa, pero Rodríguez es una auténtica ‘job hopper’.

Este anglicismo hace referencia a una tendencia laboral que se da entre un colectivo muy determinado de jóvenes, con titulaciones en áreas como ciberseguridad, análisis de datos, computación en la nube, ingenierías y servicios. Estos millennials y miembros de la generación Z ‘saltan’ de un empleo a otro de forma voluntaria cada poco tiempo en busca de nuevos retos laborales que les motiven. Esta tendencia, con orígenes estadounidenses, pero que está encontrando su pequeño hueco en España, choca de frente con la precariedad laboral que viven miles de jóvenes. La tónica general entre los menores de 35 años son bajos salarios y elevada rotación involuntaria en los contratos, lo que lastra inevitablemente su futuro. De hecho, la última Encuesta de Población Activa (EPA) cifró en un 40% la tasa de paro juvenil.

Es por esto que Manel Fernández, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), coach de empresas y especialista en trabajo recuerda que muchos jóvenes no se pueden permitir cambiar de empleo a su antojo, por lo que no es correcto hablar del ‘job hopping’ como una tendencia generalizada. Es más, asegura que "los jóvenes con poca cualificación van a sufrir mucho en los próximos años". 

No obstante, en un mercado laboral estancado, se abren camino los ‘job hoppers’, un grupo minoritario de jóvenes muy especializados que son capaces de "proponer una oferta de valores diferencial basada en la especialización, en la experiencia, en las recomendaciones y en los logros", explica Fernández. Todo esto les permite poder alcanzar, la tan deseada, para otros, estabilidad laboral en una única empresa: Pero ellos no la desean. A diferencia de las generaciones anteriores, la idea de jubilarse tras haber pasado toda la vida trabajando para la misma compañía no va con los ‘job hoppers’. "Se trata de un candidato que no quiere sentirse atado, quiere ser dueño de su propia vida profesional, huye de políticas empresariales poco innovadoras y convencionales", describe Raquel Izquierdo, directora de selección de Adecco en Cataluña. 

Debido a su afán por "no sentirse atados", junto a una menor permanencia entre los miembros de la plantilla, podría llevar a pensar que los ‘job hoppers’ tienen una lealtad laboral nula hacia la empresa que los emplea. Pero nada más lejos de la realidad. Por lo menos eso considera Fernández, que asegura que estos empleados mientras están en una empresa se sienten comprometidos. "Otra cosa es que el compromiso sea para toda la vida y esto no hay que interpretarlo como una falta de lealtad, sino como un cambio en los procesos", comenta.

Si quieren hacerse con el talento de estos jóvenes ‘privilegiados’, las empresas tienen que dejar de ver con malos ojos estos ‘saltos’ en el currículum y adaptarse. Así lo cree Izquierdo, que asegura que "los tiempos cambian y las empresas también deben hacerlo aceptando este nuevo entorno". Pero no es un proceso fácil. Según una encuesta realizada por la consultora de Recursos Humanos (RRHH) Robert Half, el 44% de los directivos declara poco probable contratar a un ‘job hopper’ por temor a perderlo en el corto plazo. Izquierdo comprende este temor, ya que cuando una persona abandona un proyecto la empresa debe empezar de cero con otro empleado, "formándole, introduciéndole en la cultura de la empresa. Supone un coste de tiempo y dinero cualquier fuga de talento". 

Entonces, ¿resulta rentable contratar a un ‘job hopper’? Fernández se muestra claro y responde un rotundo sí. Anima a los reclutadores a que no se queden con lo negativo, sino que vean la parte positiva de estos profesionales y aprovechen el valor que pueden aportar a la empresa. "Son personas con alta capacidad de adaptación, curiosas, creativas, con afán de crecimiento, transparentes, organizadas y enfocadas en los resultados", explica. Características con las que encaja Rodríguez, que a pesar asegurar estar muy a gusto en su trabajo actual, al preguntarle por un posible cambio de empleo en un futuro, responde sincera y contundente: "Nunca se sabe".

Compartir el artículo

stats