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Alerta en la gran empresa: “2021 es el año con los precios de la luz más altos”

La siderurgia asegura que el elevado coste de la electricidad impide realizar las inversiones que le pide Bruselas para descarbonizar su producción

Los dos hornos altos de ArcelorMittal en Veriña (Gijón). | Juan Plaza

A la gran industria asturiana no le salen las cuentas de la factura de la luz. Según sus estimaciones –basadas en la evolución hasta ahora del recibo y de lo que marcan los mercados de futuros– este año acabarán pagando por la electricidad un 82% más que en 2020. Un porcentaje tremendo que ha hecho que, por ejemplo, el sector siderúrgico levante de nuevo la voz contra lo que consideran que es “una escalada sin igual”, que va camino de convertir a este 2021 en el “peor año para los precios de la electricidad”. Así lo asegura Andrés Barceló, director general de Unesid, la patronal nacional de este sector y de la que forma parte ArcelorMittal. “El problema de esta situación no es coyuntural, se trata de algo ya estructural”, asegura. Es más, la siderurgia afirma que con los precios actuales y con el grifo de las ayudas prácticamente cerrado es “muy difícil” hacer las inversiones necesarias para descarbonizar su producción, tal y como le exige el Gobierno nacional y el de la Unión Europea.

¿Por qué se produce este aumento? El encarecimiento de los derechos de emisión del dióxido de carbono (el CO2) está provocando fuertes subidas de los precios de la luz por toda Europa en unos meses –los de abril y los de mayo– en los que no hubo grandes incrementos en la demanda ni efectos meteorológicos adversos –como sí ocurrió en enero– que puedan explicar con claridad el alza del recibo. “El problema”, agrega Barceló, “es que esos derechos del dióxido de carbono son ya como un instrumento financiero, como si fueran una acción de la bolsa”. El caso es que las industrias tienen asignados, en función de su producción, una serie de derechos de emisión de dióxido de carbono a la atmósfera. Una raya que no pueden cruzar. Pero si, por razones productivas, superan el límite necesitan que otra compañía les venda o ceda los derechos que no vaya a consumir. Y es ahí, indica Barceló, donde está el problema. Los ambiciosos objetivos de descarbonización de Bruselas amenazan con menguar el mercado de derechos de emisiones y, ante ese posible escenario, “todo el mundo se ha lanzado a comprar”, agrega el director de la patronal siderúrgica.

El resultado es que los derechos de emisiones se pagan este mes de mayo a 55 euros por tonelada. Una cifra inédita, su máximo desde que este mercado se creó hace ya 16 años. “El único consuelo que nos queda es que esta (la de los precios de la luz) es una epidemia europea y sabemos perfectamente dónde está su origen”, señala Barceló, que aboga por abrir ya el debate del problema de los derechos de emisiones. Aunque la cura no es sencilla. Más bien es bastante complicada. “Supondría tener que intervenir en el mercado y para eso habría que hacer una ley y contar también con el visto bueno de la Unión Europea”, resalta. Otra peculiaridad del mercado eléctrico y que explica, en parte esta subida, es que la falta de madurez de las energías renovables obliga a que sean las tecnologías más caras –generalmente los ciclos combinados– los que tengan que tirar del carro de la producción energética, y eso encarece el recibo.

“Queremos descarbonización, pero necesitamos precios estables”, afirma la patronal Unesid

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El sector siderúrgico sostiene que con la actual factura –la de abril fue ya la más alta para la industria asturiana para un mes de abril de los últimos diez años y la de mayo va por el mismo camino– es muy complicado planificar inversiones para avanzar en la descarbonización, como exige Bruselas. Una asignatura que tiene pendiente en Asturias ArcelorMittal. Sus directivos ya avisaron hace unas semanas que tomarán este mismo año una decisión definitiva que marque el futuro de los hornos altos de Veriña (Gijón). Tienen varias alternativas sobre la mesa, entre ellas la de construir una acería verde, con una parte de su producción eléctrica. “Queremos descarbonización, pero para eso se necesita de un marco de precios que sea estable. Nuestra industria (la siderúrgica) precisa hacer inversiones que son grandísimas y que necesitan involucrar también a los departamentos de I+D”, sostiene Barceló, “y si no se tiene una garantía de que las instalaciones van a tener rentabilidad esas inversiones no se harán”.

En su último barómetro sobre los precios de la electricidad, la Asociación Españoles de Grandes Consumidores de Energía (AEGE) –de la que forman parte Arcelor, Azsa y Alu Ibérica– ya hacía un pronóstico de lo que puede ocurrir este año. Los números que maneja son alarmantes. Según sus estimaciones el precio medio del mercado eléctrico español será este 2021 de 62,29 euros por megavatio hora (MWh). Es un 82,8% más de lo que las empresas pagaron por el recibo eléctrico el año pasado, y un 4,8% más caro que el mercado alemán. Más números, AEGE apunta que, de cumplirse los pronósticos del mercado de futuros, a finales de año –teniendo ya en cuenta los peajes y cargos del sistema– la industria electrointensiva asturiana pagará 71,73 euros por megavatio hora, el doble que los franceses (34,36 MWh) y 25 más que los alemanes (45,55 MWh).

Estas subidas pillan al sector sin casi ayudas que le ayuden a pasar el mal trago. El estatuto para las industrias electroinstesivas causó una profunda decepción en la industria asturiana al considerarse insuficiente. Y el Gobierno aprobó hace unos días una ayuda de 91 millones para compensar los cargos soportados por estas compañías en la tarifa eléctrica en 2020, pero la industria desconfía. Barceló dice que las subvenciones no figuran ni siquiera en el listado “de propuesta que el Gobierno ha enviado a Bruselas” así que “no sabemos cuándo lo van a pagar”. También critica el retraso del nuevo sistema para sustituir a la antigua subasta de interrumpibilidad, el mecanismo de seguridad del sistema eléctrico que ayudaba a las fábricas a reducir sus costes energéticos en casos de sobrecarga, no estará listo para entrar en funcionamiento este año, como se había prometido. “Antes de la pandemia, en febrero del año pasado, el Gobierno nos restregaba que los precios de la luz estaban bajando, que de qué nos quejábamos, ahora es todo lo contrario y todo apunta a que los precios van a acabar en números nunca vistos”, señala.

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