Asturias es la segunda provincia española, por detrás de Madrid, en la que se consumen mayor número de marcas de aguas minerales procedentes de otras regiones, mientras que la tendencia en otras comunidades –como Galicia, Cantabria, País Vasco y Cataluña, entre otras– es a la “zonificación”, con implantación muy dominante de las marcas propias, señaló ayer José Luis Fernández Martín-Caro, presidente de Aguas de Fuensanta, de Nava, durante su intervención en el ciclo de conferencias “Perspectivas de la industria asturiana”, en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA).

Fuensanta, que exporta a cuatro continentes y vende en otras regiones –caso de Madrid y Andalucía–, está en un proceso de diversificación de su gama de productos, con la incorporación de bebidas refrescantes, energéticas, mutifrutas y gaseosas, amén de proyectos como la cerveza, entre otros productos con valor añadido, como estrategia frente a una tendencia de mercado en el que el agua mineral embotellada se mueve con márgenes muy reducidos, muchas regiones se protegen de las marcas foráneas con una tendencia de consumo muy localista de las enseñas propias, y los grandes grupos cerveceros y de refrescos compran manantiales –en España hay más de cien– para utilizar el agua como incentivo promocional y apoyo a la comercialización de sus fabricaciones principales en el ramo de la hostelería. “Queremos crear un fortín en un radio de 200 a 300 kilómetros”, indicó Fernández Martín-Caro, sobre el mercado asturiano y su entorno.

Fuensanta, que ha invertido más de 10 millones de euros en su planta de Nava desde que los actuales propietarios asturianos se hicieron con los activos en una subasta en 2014, prevé destinar este año otros 2,5 millones para sustituir la caldera de diésel por gas natural, sustituir la máquina envasadora de vidrio como ya se hizo en su día con la de botellas de plástico (hoy totalmente reciclado) y construir una escollera para proteger el edificio histórico del antiguo balneario. La nueva embotelladora permitirá a la empresa lanzar nuevos productos en envase de vidrio.

La compañía, que logró duplicar su facturación en los cinco primeros ejercicios (pasó de 2,8 millones en 2015 a 5,4 millones en 2019) y da empleo a 50 trabajadores (el 90% fijos), perdió 300.000 euros en 2020 a causa del impacto de la pandemia. Pese a ello, y a las dificultades de mercado que supusieron los primeros meses de 2021, la compañía tiene “salud económica”, según su presidente, y la voluntad de seguir apostando por el negocio y su expansión. Entre las inversiones previstas en su Proyecto 2030, figura la plantación de un bosque en el entorno de las instalaciones.

Fernández Martín-Caro defendió las propiedades de las aguas minerales y minero-medicinales. –”En España somos privilegiados”– y rechazó que las aguas municipales y las de manantial sean lo mismo.