La penúltima subida del salario mínimo interprofesional (SMI), a 900 euros, la mayor en los últimos 40 años, benefició a 1,4 millones de trabajadores. No obstante, ello también tuvo un efecto pernicioso sobre el empleo. El Banco de España ha publicado este martes un nuevo informe con la cara y la cruz del incremento del SMI realizado por el Gobierno en el 2019. El organismo no considera que provocara directamente una destrucción de ocupación, pero sí lastró las nuevas contrataciones. Hasta el punto de que el organismo presidido por Hernández de Cos afirma que el incremento del sueldo mínimo hace dos años obstaculizó la creación de entre 85.400 y 154.000 empleos.

Mientras el debate sobre si descongelar o no el salario mínimo y prolongar la cadena de incrementos más allá de los 950 euros comienza a reavivarse, el Banco de España ha publicado su balance sobre qué pasó en ese mismo punto hace dos años. El ente público dispone ahora de los datos suficientes para poder realizar un informe de 47 páginas con varias simulaciones sobre cómo hubiera evolucionado el empleo si el Ejecutivo no hubiera subido ese 22% el SMI y comparándolos con cómo realmente evolucionó. Y sus conclusiones son que la subida benefició a quien ya tenía empleo, con mayores ingresos; pero desincentivó las nuevas contrataciones entre las capas más precarias de trabajadores. 

El estudio del Banco de España está marcado por la prudencia, después de que a mediados del 2019 publicará un primer ejercicio en el que, mediante proyecciones, y no datos consolidados, augurará la destrucción de 125.000 empleos. Dos años después, el organismo pasa de la “destrucción” al “dejar de crear” y fija esa horquilla de coste de oportunidad entre 85.400 y 154.000 empleos. Lo que vendría a ser entre el 0,6% y el 1,1% de la población asalariada española (en enero del 2019 había 14,2 millones de trabajadores del régimen general). Sus proyecciones hace dos años fueron las más fatalistas, en comparación con otras como las de la Airef, que estimó la destrucción de 24.000 empleos, o las del BBVA, que afirmó que se dejarían de crear entre 75.000 y 195.000 puestos de trabajo. El análisis que publica este miércoles el Banco de España se aproxima bastante más a esta última quiniela.  

Los investigadores del supervisor bancario contextualizan en todo momento el incremento de 735 a 900 euros en un momento de desaceleración del mercado laboral, exhausto tras acumular un lustro de intensos incrementos tras el desplome de la Gran Recesión. ¿Ahondó la subida del SMI en esa desaceleración? Sí, aunque de manera colateral entre las capas más precarias de trabajadores.

¿Provocó una destrucción masiva de ocupación? No, el estudio publicado este martes por el organismo presidido por Pablo Hernández de Cos no considera que existan evidencias suficientes para poder afirmarlo. "Hay que tener en cuenta que esta correlación no puede entenderse como causal, ya que un peor comportamiento del empleo de algunos colectivos puede deberse a muchos otros factores diferentes al incremento del SMI", reconocen los autores de la investigación.

¿Quién cobra el SMI?

El 10% de la población asalariada se vio directamente beneficiada por el alza del salario mínimo pactada entre el PSOE Unidas Podemos. Lo que, en aquel entonces, se traducía en 1,4 millones de trabajadores. El perfil, en líneas generales, era el de un trabajador joven, con contrato temporal, de estudios básicos y empleado en una pequeña empresa. Entre las microempresas está particularmente extendido el pago del salario mínimo, hasta el punto de que uno de cada tres empleados lo percibe. Y por sectores, el gremio más beneficiado, con mucha diferencia, por la subida del salario mínimo interprofesional fue la agricultura. Seis de cada diez asalariados del campo se vieron beneficiados por la subida a 900 euros en el 2019. 

Los investigadores del Banco de España destacan que los últimos incrementos del SMI han provocado un alza del poder adquisitivo de los trabajadores que se rigen por el mismo. La cobertura de este suelo salarial ha crecido sustancialmente, pues si en el 2018 el 4% de los asalariados percibía el SMI, tras su subida a 900 euros dicho porcentaje escaló hasta el 10%.